La Unión Europea (UE) cuenta con 1,3 millones de km de hábitats fluviales y más de 100 000 km de costa en 5 grandes zonas marítimas, desde el Ártico hasta la región subtropical, sin incluir los territorios de ultramar. Los ecosistemas y hábitats costeros y oceánicos, que comprenden desde los arrecifes coralinos de aguas frías a los humedales alpinos, no solo son focos de biodiversidad, sino que desempeñan un papel importante en el ciclo del carbono mundial, ya que representan el mayor sumidero de carbono a largo plazo de Europa. En el último decenio, han proliferado de forma notable las iniciativas de investigación para estudiar los sumideros costeros y oceánicos de carbono azul y examinar su potencial en los marcos de mitigación del cambio climático. Evaluar y cuantificar la amplia variedad de beneficios que proporcionan los ecosistemas costeros y marinos debería reforzar la capacidad de tenerlos en cuenta en las contribuciones determinadas a nivel nacional y en los planes nacionales de adaptación. Sin embargo, muchos de los hábitats riparios y marinos de Europa están amenazados. La sobreexplotación ha agotado los caladeros, la pesca de arrastre de fondo, las especies exóticas invasoras y la pérdida de hábitats han perjudicado a los bancos marisqueros, y la presión antrópica, como las infraestructuras construidas, y la contaminación han dañado las zonas costeras. En tierra, los humedales se han desecado para el desarrollo agrícola y urbano, mientras que los ríos se han represado y soterrado. Si se degradan o se pierden, es probable que estos ecosistemas de carbono azul devuelvan la mayor parte de su carbono a la atmósfera. Aunque los posibles beneficios climáticos de los ecosistemas de carbono azul solo pueden servir como un modesto complemento a la rápida reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, los ecosistemas de carbono azul pueden ayudar a reducir los riesgos y los efectos del cambio climático, con múltiples beneficios colaterales. Dos métodos de gestión que se complementan mutuamente son posibles. El primero consiste en mantener la integridad de los sumideros naturales de carbono en ecosistemas sanos, disminuyendo así su potencial liberación de gases de efecto invernadero. El segundo es la restauración a escala centenaria de su capacidad de captura y almacenamiento de carbono, mediante acciones que restablezcan el funcionamiento de esos ecosistemas marinos degradados. En los dos casos, el buen funcionamiento de los ecosistemas depende en gran medida del mantenimiento de una biodiversidad funcional, lo cual también cumple los objetivos de la UE de frenar e invertir la pérdida de biodiversidad. Los proyectos que se presentan en este Projects Info Packs se centran en mejorar nuestra comprensión de los procesos del carbono azul y en hacer avanzar la investigación en este ámbito de estudio fundamental. El volumen se divide en tres capítulos. En el primero se examina la forma en que fluye el carbono por los ecosistemas oceánicos y las repercusiones que las actividades humanas y el cambio climático tienen en este proceso. En el segundo se consideran nuevas soluciones, herramientas y técnicas, desde vehículos robotizados de muestreo al análisis de ADN ambiental. En el tercer y último capítulo se aborda cómo valorar los servicios ecosistémicos del carbono azul, situándolos en el centro de la elaboración de políticas socioeconómicas y ambientales. En conjunto, destacan la necesidad de comprender —y proteger— los hábitats acuáticos de Europa, lo cual posibilitará un planteamiento holístico de las iniciativas de mitigación del cambio climático, cuyos beneficios se dejarán sentir mucho más allá de las riberas y costas europeas.
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Carbono azul para la biodiversidad y la acción por el clima
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European Union, 2025