Recuperar las regiones costeras europeas
En Brest, hemos implantado arrecifes artificiales para que crezcan nuevas ostras, mientras que en el Ártico hemos construido una barrera para evitar la erosión costera debido al deshielo del permafrost.
Ida Beathe Øverjordet, coordinadora del proyecto CLIMAREST
Los ecosistemas costeros figuran entre los hábitats más vitales de la Tierra. Sin embargo, esas delicadas estructuras están amenazadas por una serie de fuerzas naturales y antropogénicas, como el cambio climático, la contaminación y la destrucción del hábitat. El proyecto CLIMAREST, financiado con fondos europeos, aborda este problema centrándose en la restauración y la protección. La coordinadora del proyecto, Ida Beathe Øverjordet, explica: «Queremos fomentar la restauración de entornos marinos a escala, y establecer protocolos y procedimientos que permitan a las comunidades costeras ser más resilientes». El proyecto CLIMAREST reúne a dieciocho organizaciones asociadas con un objetivo: integrar técnicas y planteamientos que mejoren la restauración costera en toda Europa. En el núcleo del proyecto se encuentra el desarrollo de herramientas y protocolos que conectarán los resultados de la investigación con las partes interesadas pertinentes. Además, equiparán mejor a los responsables políticos de la UE con los conocimientos necesarios para promulgar y respaldar planes de restauración costera. El equipo del proyecto también pretende demostrar la eficacia de las medidas de restauración en cinco lugares de demostración que abarcan toda la costa europea: desde la región ártica de Svalbard hasta las costas de Madeira, pasando por diversos ecosistemas costeros. Ello permite a CLIMAREST abordar los retos y oportunidades específicos de cada zona costera y adaptar las estrategias de restauración en consecuencia. El equipo está aplicando las siguientes soluciones en sus cinco sedes piloto. En Madeira se ha puesto en marcha el control del erizo de mar, mientras que en España se han establecido protocolos para repoblar la población europea de langosta. Las praderas marinas de Irlanda sirven de campo de pruebas crucial para las especies trasplantadas. «En Brest hemos instalado arrecifes artificiales para que crezcan nuevas ostras», señala Øverjordet. «Mientras, en el Ártico, hemos construido una barrera para evitar la erosión costera por el deshielo del permafrost». Dichos métodos y estrategias se aplicarán a otros lugares de la UE con condiciones costeras comparables, para validar su capacidad de adaptación y reproducción a escala. En última instancia, CLIMAREST contribuye a preservar hábitats cruciales, mejorar la restauración marina y proporcionar un futuro más resiliente a los ecosistemas y comunidades costeras europeas.
Palabras clave
carbono azul, nexo océano-clima-biodiversidad, adaptación y mitigación del cambio climático, secuestro de carbono, servicios ecosistémicos, biodiversidad marina, funcionamiento del ecosistemas, ecología funcional, ordenación del espacio marítimo, enfoque ecosistémico