Nuevos ecosistemas polares de carbono azul
Aportaremos pruebas sobre si los productores marinos primarios pueden ayudar a compensar las emisiones de CO2 y haremos sugerencias concretas para las zonas marinas protegidas, especialmente en el Ártico.
Mikael Sejr, coordinador del proyecto POMP
El cambio climático está alterando las regiones ártica y antártica más rápidamente que la media mundial. Como estas zonas son fundamentales para el sistema climático mundial, se acelera un bucle de retroalimentación ambiental. Fundamentalmente, un clima más cálido provoca la pérdida de la capa de hielo, lo que a su vez modifica los ecosistemas de los océanos polares. «Para comprender las consecuencias a largo plazo, necesitamos saber cómo la pérdida de hielo altera la estructura de los ecosistemas marinos, su biodiversidad y su capacidad para absorber CO2, lo que frena el cambio climático», afirma Mikael Sejr, del Departamento de Ecociencia de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y coordinador del proyecto POMP. Sejr y su equipo recopilarán los conocimientos existentes sobre la distribución de los hábitats ricos en carbono y biodiversidad, y los efectos previstos del calentamiento continuado. Aunque sintetizar los conocimientos sobre los cambios oceánicos tanto en el Ártico como en el Antártico es todo un reto, los socios de POMP aportan una trayectoria sólida en investigación polar en Europa, Canadá y Groenlandia, que ha permitido obtener numerosos datos, muchos de ellos recogidos en lugares en los que se lleva mucho tiempo documentando los efectos del cambio climático. Una vez recopilados, estos datos locales se combinarán con los de teledetección para entrenar modelos de ecosistemas costeros y oceánicos mundiales. «Estos modelos estudiarán cómo han respondido los distintos ecosistemas marinos a los cambios en el hielo marino, los glaciares y el manto de nieve en los últimos veinte a treinta años, además de prever las posibles repercusiones en la futura fijación, el almacenamiento y la captura de carbono», explica Sejr. Primero, el equipo se centra en la fijación por los productores primarios o las plantas, seguida del almacenamiento (como la biomasa viva, durante decenios) y, por último, la captura, con la eliminación atmosférica a lo largo de siglos o milenios. Los datos recogidos sugieren que el aumento del transporte de agua dulce turbia desde tierra al océano costero podría reducir en el futuro la productividad costera y la capacidad de los ecosistemas marinos para capturar carbono. «Aportaremos pruebas sobre si los productores marinos primarios pueden ayudar a compensar las emisiones de CO2 y haremos sugerencias concretas para las zonas marinas protegidas, especialmente en el Ártico», concluye Sejr.
Palabras clave
carbono azul, nexo océano-clima-biodiversidad, adaptación y mitigación del cambio climático, secuestro de carbono, servicios ecosistémicos, biodiversidad marina, funcionamiento del ecosistemas, ecología funcional, ordenación del espacio marítimo, enfoque ecosistémico