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Citizen Science for Urban Environment and Health

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Salud pública: capacitar a los ciudadanos para vigilar la contaminación urbana

El proyecto CitieS-Health, financiado con fondos europeos, sitúa las preocupaciones de los ciudadanos en el centro de la investigación sobre la salud pública y el entorno urbano. Los resultados ponen de manifiesto las ventajas de establecer relaciones con las comunidades locales.

La vida en la ciudad puede beneficiarse del fácil acceso a las oportunidades de empleo, las actividades culturales y las redes de transporte, pero también puede conllevar algunas desventajas. Los entornos urbanos suelen tener mayores niveles de contaminación atmosférica y acústica que las zonas rurales y tienden a disponer de menos espacios verdes. Tal y como explica el coordinador del proyecto CitieS-Health (Citizen Science for Urban Environment and Health), Xavier Basagaña, del Instituto de Salud Global de Barcelona (España): «Para estudiar adecuadamente el efecto de los entornos urbanos sobre la salud, debemos ser capaces de estimar la exposición personal a estos factores de riesgo. Esto puede ser difícil de medir si solo lo hacen los científicos. También hay que tener en cuenta información importante como la actividad física u otros hábitos personales». Al identificar este reto, se ha logrado implicar más a los ciudadanos en los proyectos de ciencia urbana en los últimos años, ya que se ha pedido al público que participase en campañas de vigilancia de la calidad del aire o del ruido. «Sin embargo, pensamos que la ciencia ciudadana no se ha utilizado plenamente para evaluar la relación entre la exposición a condiciones ambientales y la salud —señala Basagaña—. Este era el principal objetivo de CitieS-Health».

Conseguir que los ciudadanos participen

El proyecto CitieS-Health, que se puso en marcha en enero de 2019, se desarrolló en 5 ciudades europeas. En cada una de ellas se realizó un estudio diferente centrado en un tema relacionado con la salud y el medio ambiente urbano: contaminación atmosférica, quema de biomasa, contaminación acústica, contaminación industrial y diseño urbano. En Barcelona, los ciudadanos ayudaron a dar forma a un estudio sobre cómo la contaminación puede afectar a la salud mental. Unos trescientos ciudadanos proporcionaron alrededor de dos mil quinientas mediciones de cognición y bienestar en diferentes días. A continuación, estas se compararon con las concentraciones de contaminación atmosférica, que los ciudadanos habían ayudado a vigilar, utilizando tubos de recogida de dióxido de nitrógeno de uso personal. En Lucca (Italia), tras encuestar a 1 025 residentes del Valle del Serchio, se tomó la decisión de centrarse en la nefropatía crónica. Hasta la fecha, se ha entrevistado a 367 personas en relación con su profesión, dieta y estilo de vida y 353 de ellas han donado muestras biológicas. En otros estudios se analizó el efecto del ruido sobre la salud (Liubliana, Eslovenia) y la quema de biomasa y la salud (Ámsterdam, los Países Bajos), así como los vínculos entre la percepción de la calidad ambiental, la actividad física y el estrés (Kaunas, Lituania). «En cada una de estas ciudades, los científicos establecieron relaciones estrechas con los ciudadanos a través de talleres, reuniones y la realización de encuestas —comenta Basagaña—. Los ciudadanos participaron en todas las fases de la investigación, incluida la fase en la que se determinaron las preguntas de investigación. Esto ayudó a garantizar la relevancia social de cada estudio y logró que los resultados fueran más interpretables».

Promover una mayor participación

CitieS-Health estará vigente hasta junio de 2022, y Basagaña y su equipo siguen analizando y comentando los datos que reciben. No obstante, están surgiendo algunos resultados preliminares: el estudio de Barcelona detectó una asociación entre los niveles de contaminación atmosférica y la capacidad de atención y el estrés percibido. En cada caso, se ha subrayado el valor de la participación ciudadana en todas las fases de la investigación. Basagaña añade: «La participación ciudadana hizo que estas pruebas piloto fueran más relevantes para las necesidades de la comunidad local, aportó ideas que mejoraron el diseño de los estudios y nos ayudó a divulgar los hallazgos. Se trata de acercar la ciencia a la sociedad». El proyecto ha desarrollado un juego de herramientas de ciencia ciudadana interactivo y en línea para lograr que los proyectos lleguen a las comunidades y aborden temas de interés común. El juego de herramientas contiene ejemplos y recursos del proyecto, así como consejos sobre el diseño de estudios de investigación impulsados por los ciudadanos y la recogida de datos. «El sitio web del proyecto también contiene una sección a través de la cual cualquier persona que trabaje en proyectos participativos puede sugerir nuevas formas de involucrar a los ciudadanos en la ciencia —comenta Basagaña—. También tenemos previsto publicar un artículo sobre las lecciones aprendidas en CitieS-Health. Esperamos que todo esto sea útil para los próximos proyectos de ciencia ciudadana».

Palabras clave

CitieS-Health, urbano, contaminación, industrial, aire, salud, biomasa, estilo de vida

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