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Scaling up Co-creation: Avenues and Limits for Integrating Society in Science and Innovation

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Pensar a escala local, actuar a escala mundial: ¿pueden las actuaciones comunitarias abordar problemas sociales a gran escala?

La creación conjunta, a menudo utilizada para seleccionar colaboraciones relevantes a escala local, es un paradigma tentador para abordar problemas sociales a mayor escala. Sin embargo, ¿ampliar un sistema de este tipo pone en peligro el objetivo que ofrece?

Sociedad icon Sociedad

Cuando compañías, universidades, responsables políticos y ciudadanos se reúnen para colaborar en un proyecto o una innovación, están participando en lo que se conoce como «creación conjunta». Empleada desde hace tiempo en el mundo empresarial, especialmente en lo referente a relaciones con los consumidores, la Unión Europea está considerando cada vez más la creación conjunta como un medio potencial para orientar la innovación hacia el respaldo del interés público. No obstante, existe la idea de que, para tener repercusiones generalizadas, habría que ampliar las soluciones creadas conjuntamente. «De primeras, con la idea de ampliar la creación conjunta parece que nos arriesgamos a que paguen justos por pecadores —explica Sebastian Pfotenhauer, catedrático de la Universidad Técnica de Múnich (TUM)—. Ampliar la escala comportaría arriesgarse a perder su principal valor, es decir, la capacidad de abordar necesidades y preocupaciones específicas a nivel local e integrar mejor la innovación dentro de la sociedad». Con el respaldo del proyecto SCALINGS (Scaling up Co-creation: Avenues and Limits for Integrating Society in Science and Innovation), financiado con fondos europeos, Pfotenhauer lidera una iniciativa para descubrir cuándo es deseable, o incluso posible, ampliar la creación conjunta. «Queríamos ver hasta qué punto podría ampliarse responsablemente la creación conjunta en distintos lugares y dominios, y cuáles son los límites», explica.

Descubrimientos reveladores

En el proyecto se llevó a cabo un estudio comparativo de trabajos de creación conjunta puestos en marcha en diez países. Durante el estudio, los investigadores examinaron tres instrumentos de creación conjunta generales, en concreto los laboratorios vivientes, la adquisición pública de innovación y las instalaciones de creación conjunta, que se utilizan en diferentes ámbitos técnicos. «La creación conjunta adopta aspectos muy distintos según la región y el ámbito de aplicación —explica Carlos Cuevas Garcia, investigador del equipo de la TUM, y añade que puede ser tanto inclusiva como exclusiva—. Mientras que la creación conjunta suele considerarse un proceso que reúne a las personas, también puede revelar, o incluso agravar, asimetrías y desigualdades de poder considerables —señala Cuevas Garcia—. Para ser ampliable, el proceso tiene que abordar la dimensión política de la creación conjunta y aplicarse de una forma tanto minuciosa como reflexiva». Otro conocimiento relevante fue que la demanda de especialización y diálogo sobre la creación conjunta es enorme. «Muchas comunidades técnicas ya están implantando formatos de creación conjunta de forma periódica —añade Pfotenhauer—. Sin embargo, cuando lo hacen, tienden a toparse con el mismo tipo de preguntas y retos». Según Pfotenhauer, algunas de las preguntas que se escuchan con más frecuencia son las siguientes: ¿Quién debería participar y cuándo? ¿Cómo cambian los requisitos cuando se pasa de un lugar a otro? ¿Cómo se puede dar apoyo a estas comunidades más allá de los ciclos de los proyectos independientes? ¿Hasta qué punto se puede llegar a normalizar el proceso de creación conjunta en los instrumentos políticos? ¿Qué papel debería desempeñar la UE?

Hoja de ruta para la cocreación responsable

Para ayudar a responder estas preguntas, el equipo del proyecto utilizó todos sus hallazgos y mejores prácticas a fin de crear una hoja de ruta para poner en marcha proyectos de creación conjunta responsables. «Esta herramienta proporciona a los organizadores y responsables políticos un conjunto de apuntes que pueden ayudar a orientar su trabajo de creación conjunta hacia resultados más deseables, sostenibles y significativos—señala Pfotenhauer—. Esperamos que esta herramienta se convierta en un recurso de referencia para la formulación de políticas, financiación para investigación y todo lo relacionado con la creación conjunta». La hoja de ruta, junto con los demás resultados y recursos formativos de SCALINGS, ya está desempeñando un papel esencial en otro proyecto financiado con fondos europeos, BoostEuroTeQ, que se ocupa de potenciar la futura formación en ingeniería.

Palabras clave

SCALINGS, creación conjunta, ampliado, ampliable, innovación, laboratorios vivientes, adquisición pública, BoostEuroTeQ

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