Cuadrar el círculo polar ártico: protección y conservación del extremo norte de la Tierra
«No es posible que exista nada más hermoso y maravilloso que la noche en el Ártico. Es un mundo de ensueño, pintado con los tonos más delicados que uno pueda imaginar; un mundo etéreo por sus colores». — Fridtjof Nansen, explorador polar
Yo tan solo soy uno de los muchos que han sentido la llamada del Ártico y sus misterios. Desde tiempos inmemoriales, ha sido un lugar mítico y mágico. Los griegos antiguos imaginaban un paraíso templado situado más arriba de los aquilones y gobernado por gigantes llamados hiperbóreos. Aún a día de hoy, el Polo Norte es el lugar donde se encuentra el taller de Papá Noel, con sus ayudantes elfos. Aunque es un paisaje innegablemente duro, el Ártico no es en absoluto un páramo, sino una provincia de una rica importancia ecológica, cultural y geofísica. Sin embargo, los días están contados para sus ilusorios habitantes y sus compatriotas del mundo real. La cantidad mínima de hielo marino está retrocediendo alrededor de un 13 % por decenio, y menos del 5 % del hielo que queda es del tipo grueso plurianual. Es posible que veamos veranos árticos sin hielo durante nuestra vida. Esta situación tiene consecuencias dramáticas para quienes viven allí, así como para el resto de nosotros. La nueva Estrategia para el Ártico, recién publicada por la Unión Europea (UE), reitera su intención de proteger el entorno y la biodiversidad de la región mediante la reducción de la contaminación procedente de la UE y el apoyo al desarrollo inclusivo y sostenible de la zona. Una mejor comprensión del Ártico —su clima, su flora y fauna y sus habitantes— resulta fundamental para ello. Esta sección especial presenta siete proyectos financiados con fondos europeos que se centran en la ciencia del Ártico. Incluye proyectos de colaboración como INTERACT, que llevó a mil científicos a la región ártica y bautizó a un residente recién descubierto allí, un trabajo para fomentar los datos de observación de la Tierra, la investigación de la identidad cultural y la representación del Ártico, e investigaciones sobre las consecuencias del calentamiento del Ártico, tanto para la región polar como más allá. Al final, el Polarstern partió rumbo al helado Norte, pero sin mí. Todavía ansío visitar algún día el Ártico. Solo espero que siga quedando algo de hielo cuando así sea. Le animamos a que nos comunique su opinión. Puede remitir sus preguntas o sugerencias a editorial@cordis.europa.eu.