De recurso a reserva: la identidad cambiante de las regiones polares
El concepto de protección medioambiental de las regiones polares no siempre se centró en defender los entornos vulnerables de la actividad humana. En los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, los Estados Unidos se centraron más en proteger a los pueblos frágiles frente al duro entorno. Aunque este punto de vista perdura a día de hoy, se fue enriqueciendo progresivamente con las preocupaciones relacionadas con la explotación del gas y el petróleo, una caza excesiva, los vehículos de oruga y la explotación mineral. Peder Roberts, profesor adjunto de Historia Moderna en la Universidad de Stavanger (Noruega) e investigador en el Real Instituto de Tecnología KTH (Suecia), afirma que los investigadores tan solo han rascado la superficie de lo que es, en realidad, una red extremadamente complicada de discursos y perspectivas cambiantes. «Todavía podemos descubrir mucho simplemente ampliando el alcance del material disponible. Por eso, con la financiación del Consejo Europeo de Investigación en el marco del proyecto GRETPOL (Greening the Poles: Science, the Environment, and the Creation of the Modern Arctic and Antarctic), he estado trayendo a antropólogos y científicos políticos capaces de trabajar con diferentes lenguas, desde el finés al japonés o desde el ruso al español. Esto nos ha permitido descubrir muchas perspectivas y anécdotas desconocidas sobre el entorno polar que van más allá del discurso anglófono», explica. Roberts, para este proyecto, tenía dos preguntas clave en mente. La primera, descubrir cómo se interpretaban las preocupaciones medioambientales desde el punto de vista político y cultural entre 1945 y 1991. La segunda, hasta qué punto estas historias eran de cambio o continuidad, y por qué. «Está claro que podemos identificar ciertos momentos de cambio importantes», comenta Roberts. «Por ejemplo, a finales de los años sesenta y principios de los setenta, cuando el Ártico se vio arrastrado por el surgimiento del ecologismo, en los años ochenta, cuando las reformas de [el líder soviético Mijaíl] Gorbachov generaron nuevas posibilidades para la cooperación medioambiental en el Ártico, y cuando los debates sobre la justicia económica mundial se combinaron con los intereses medioambientales y dieron lugar a importantes cambios en la gobernanza medioambiental de la Antártida». Añade que, en ocasiones, estos cambios fueron muy rápidos y menciona la legalización en Noruega de la caza de osos polares en los años sesenta, para posteriormente retroceder y liderar una convención para prohibir tal caza en 1973.
Sin respuestas fáciles
El alcance de los resultados de GRETPOL es amplio. La investigadora Tayana Arakchaa se topó con un escándalo de corrupción relacionado con la Yakuza japonesa cuando investigaba la pesca de eufausiáceos en la Antártida soviética, así como creencias antiguas sobre las cualidades afrodisíacas de los eufausiáceos. La investigación de Dmitry Arzyutov desvela cómo estudiaron los investigadores soviéticos los restos de mamuts lanudos, ofreciendo incluso descripciones del sabor del mamut cocinado o congelado. En otros trabajos, Roberts abordó la función del colonialismo en nuestra percepción de las regiones polares y si este concepto podía aplicarse a los animales, el auge de los movimientos políticos indígenas e incluso la importancia de la palabra «desarrollo». Tal y como explica: «Nos ha llamado la atención, aunque no nos ha sorprendido, la coherencia en la opinión de los gobiernos, burócratas, empresas y gran parte del público general de que era inevitable explotar los recursos polares. La cuestión era si el desarrollo debía ser ordenado o desordenado. El modo en que pasamos de tal punto de vista a moratorias sobre la extracción de recursos en la Antártida muestra que deberíamos ser escépticos ante las afirmaciones de que un determinado tipo de desarrollo es inevitable o natural». No deberíamos subestimar lo rápido que cambian las actitudes. Roberts concluye diciendo: «En última instancia, GRETPOL no tiene respuestas fáciles sobre cómo abordar la crisis climática, pero sí deja patente que la gestión medioambiental no consiste únicamente en escoger el mejor plan de acción entre las opciones con base científica disponibles. Al definir lo que constituye un problema medioambiental no debemos atender únicamente a los conocimientos, sino también al poder de decir qué constituye un problema y para quién».
Palabras clave
GRETPOL, regiones polares, Ártico, Antártida, clima, medio ambiente, colonialismo, perspectiva