La «confianza ilustrada» podría ser la clave de unas democracias saludables
Las investigaciones indican que la confianza en la gobernanza ha fluctuado en los Estados miembros de la Unión Europea en los últimos años, siendo la disminución de la confianza en los Gobiernos nacionales una tendencia notable. Las razones de cómo y por qué cambian los niveles de confianza son complejas y surgen de una intrincada red de relaciones. La confianza es otorgada por individuos, grupos y narrativas mediáticas a los posibles titulares de ella como, por ejemplo, agentes políticos locales, regionales, nacionales o transnacionales, las administraciones y los expertos. En el proyecto EnTrust se crearon conjuntos de datos comparativos de gran valor, que aportan conocimientos nuevos sobre los procesos subyacentes que pueden generar o degradar la confianza. Uno de los principales resultados del proyecto es que los sistemas democráticos funcionan mejor cuando se alcanza un equilibrio saludable entre confianza y desconfianza. Christian Lahusen, coordinador del proyecto en la Universidad de Siegen (Alemania), comenta: «Los sistemas de gobernanza poco eficaces tienden hacia los extremos de la desconfianza cultivada y la confianza ciega. Las democracias sólidas y saludables dependen de ciudadanos comprometidos críticamente, capaces de desafiar el “statu quo”».
Estudio de las variaciones regionales
El consorcio del proyecto, formado por siete universidades y Sociedad Civil Europea, recopiló datos de Alemania, Chequia, Dinamarca, Grecia, Italia, Polonia y Serbia. A través de una encuesta poblacional, en la que participaron 14 000 personas de los siete países, se agruparon las opiniones de los ciudadanos sobre la confianza en la gobernanza. Esta se complementó con experimentos de encuesta, para ayudar a identificar los procesos psicológicos de formación de la confianza, y con debates en línea con ciudadanos, políticos y expertos, para examinar el posible efecto de determinados aspectos de la formulación de políticas. El nivel de confianza variaba en todos los países y, a partir de las respuestas de los encuestados, las personas se clasificaron en «confiadas», «escépticas desconfiadas» y, por último, en«cínicas desconfiadas», una categoría asociadas a actitudes populistas y al pensamiento conspirativo. En general, los países del norte de Europa, sobre todo Dinamarca y Alemania, mostraron unos patrones de confianza política más altos y estables, mientras que los países del este y del sur, incluidos Grecia, Polonia y Serbia, mostraron unos niveles notablemente más bajos. La confianza en las instituciones políticas (incluido el Gobierno) fue baja en todos los países. El porcentaje más alto de confianza se identificó en Dinamarca, con un 62 %, seguido de Alemania, con un 56 %, y de Chequia, con un 36 %. La menor confianza en la instituciones políticas se registró en Serbia, con un 17 %, seguido de Polonia, con un 22 %, y Grecia, con un 29 %. Tal como era de esperar, el nivel más alto de desconfianza cínica se registró en Serbia, con un 50 %. «Descubrimos que estas diferencias entre países reflejaban la percepción sobre la corrupción», comenta Lahusen. «Llama la atención que en Grecia y Serbia, el 92 y 89 % de los encuestados, respectivamente, consideraba que la corrupción estaba muy o bastante extendida. Por el contrario, solo el 28 % de los encuestados en Dinamarca y el 52 % en Alemania pensaban lo mismo. No cabe duda de que la corrupción no solo mina la confianza, sino que alimenta el desencanto y la desconfianza cínica». La confianza en los Gobiernos regionales y locales era mayor en todos los países (excepto en Serbia) que en los Gobiernos nacionales o en la UE, en torno a diez puntos porcentuales en promedio.
Cómo generar confianza
Para investigar estos sentimientos de confianza, en EnTrust se hicieron entrevistas semiestructuradas y se organizaron grupos de discusión, a través de los cuales se examinaron las interacciones de los ciudadanos con el personal de la Administración pública, la dinámica de los movimientos sociales y el discurso público en los medios de comunicación. El equipo del proyecto descubrió que la cultura política y la calidad de la gobernanza de un país son factores de peso a la hora de generar confianza, así como el nivel socioeconómico y educativo de los ciudadanos, y cualquier compromiso cívico o político previo. «Pero esto no fue así en el caso de grupos más desfavorecidos o movimientos de protesta, ni siquiera en los países con mayor nivel de confianza, sobre todo cuando se trata de lidiar con la burocracia de las ayudas sociales», añade Ulrike Zschache, coordinadora del proyecto. En este contexto de desconfianza generalizada hacia las autoridades públicas entre los ciudadanos vulnerables, el equipo de EnTrust descubrió que las interacciones positivas con los trabajadores de primera línea son esenciales para promover opiniones positivas. «Las interacciones individuales, si son empáticas y respetuosas, pueden compensar la desconfianza generada por experiencias institucionales negativas», apunta Zschache. En cuanto a las instituciones, la investigación del proyecto destacó la importancia de la integridad, la transparencia y la rendición de cuentas, reforzadas por estrictas medidas anticorrupción, que en conjunto ayudan a fomentar lo que los investigadores han denominado «confianza ilustrada». «Nuestros hallazgos también indican que es más probable que la confianza se gane con auténticas oportunidades de empoderamiento, participación y contestación, sobre todo a nivel local. Las versiones simbólicas generan más desconfianza y, por lo tanto, son contraproducentes», recalca Lahusen. El diálogo con los participantes en el proyecto y las partes interesadas, incluidas las instituciones europeas, ya han posibilitado la elaboración de diferentes de resúmenes de política.
Palabras clave
EnTrust, confianza, ciudadano, sociedad civil, gobernanza, democracias, Gobierno, desconfianza, empoderamiento