La capacidad de los bonobos para compartir no se pierde con la edad
Los humanos tienen mucho que aprender de los bonobos sobre lo que significa ser desprendido. A diferencia de otros primates, los bonobos están dispuestos a compartir a cualquier edad, aunque se trate de comida, según indican dos nuevos estudios realizados en Estados Unidos. Los descubrimientos realizados forman parte del proyecto comunitario TWOPAN («Evolución genómica y fenotípica de bonobos, chimpancés y humanos») y se han publicado en la revista Current Biology. Diversos investigadores han observado que los humanos y otros primates, sobre todo los chimpancés, se muestran más egoístas a medida que envejecen. Sin embargo, este no es el caso de los bonobos, y además su comportamiento es natural, a diferencia del de los humanos, a los que hay que enseñar a compartir. En estos nuevos estudios, investigadores de la Universidad de Duke, Carolina del Norte y la Universidad de Harvard, Massachusetts (Estados Unidos) han descubierto que, mientras que los bonobos no han aprendido a ser egoístas, los chimpancés hacen todo lo posible para conseguir lo que desean sobre todo al hacerse mayores, aunque para ello tengan que mostrar su peor cara. Los investigadores midieron la inhibición social y el reparto de comida entre bonobos y chimpancés de dos reservas africanas: los refugios de Tchimpounga (República del Congo) y Lola ya Bonobo, cercano a Kinshaha (República Democrática del Congo). Según los investigadores, las diferencias que se observan en el comportamiento de estas dos especies de primates podrían atribuirse a patrones de desarrollo que representan sus estilos de vida históricos. Los científicos colocaron parejas de bonobos y chimpancés en un recinto en Tchimpounga y depositaron comida en él. Observaron que los bonobos y chimpancés más jóvenes compartían alimentos, pero no así los chimpancés de mayor edad. En Lola ya Bonobo se proporcionó a los bonobos una cantidad considerable de comida y se dejó a uno de ellos apartado al otro lado de una trampilla. Tal y como se esperaba, los primeros abrieron la trampilla para que éste también pudiera disfrutar de la comida. «Un chimpancé nunca haría algo así de forma voluntaria», explicó el profesor Brian Hare del Departamento de Antropología Evolutiva de la Universidad de Duke, coautor de uno de los artículos. «Los chimpancés se ayudan entre sí, pero no comparten la comida.» «Es como si los bonobos vivieran en una especie de "País de Nunca Jamás": nunca crecen y siempre comparten", añadió. Los investigadores opinan que los bonobos podrían ser generosos por la relativa abundancia que encuentran en su entorno. A diferencia de los chimpancés y los gorilas, los bonobos no tienen que competir a diario por el alimento. «Algunas de estas diferencias entre los adultos podrían deberse a diferencias en el desarrollo», explicó Victoria Wobber, estudiante de postgrado de la Universidad de Harvard y autora principal de uno de los artículos. «La evolución ha afectado al desarrollo de su cognición.» Los chimpancés van muy por delante en lo referente a pedir comida, mientras que a los bonobos aún les queda mucho que aprender. El profesor Richard Wrangham de la Universidad de Harvard, coautor de uno de los artículos, afirmó que los chimpancés más jóvenes tienen que aprender a determinar a qué adulto pueden pedir comida, puesto que viven en una sociedad en la que el privilegio de almacenar y poseer comida es cuestión de rango. Esto no significa que los bonobos carezcan de picardía sino que, simplemente, no poseen tanta experiencia a la hora de saber a qué simio acercarse ni cuándo pedir comida. El proyecto TWOPAN ha recibido más de 2 millones de euros de financiación gracias a una subvención para investigadores avanzados del Consejo Europeo de Investigación (CEI), por medio del Séptimo Programa Marco (7PM). El proyecto, que durará cinco años, finalizará en 2014 y está a cargo de la Sociedad Max Planck para el Avance de la Ciencia (Alemania).
Países
Estados Unidos