Reducir el contenido proteínico en los alimentos infantiles
Científicos de toda Europa colaboraron para hacer un seguimiento a más de mil niños alimentados mediante lactancia artificial, anotando su peso, altura, índice de masa corporal (IMC) y otros datos antropométricos. Se eligieron cinco países europeos en concreto debido a sus significativas diferencias en la prevalencia de la obesidad y sus hábitos nutricionales infantiles. Los bebés se alimentaron con leche de mayor y menor contenido en proteínas y se realizaron las mediciones a los tres, seis, doce y veinticuatro meses. Para poder desarrollar una base sobre la que realizar una interpretación precisa, los criterios antropométricos se convirtieron a cifras de desviación estándar basadas en los patrones de crecimiento de la OMS. Asimismo, la hipótesis principal investigada fue si la ingesta de proteínas, en caso de superar las necesidades metabólicas, podría incrementar el riesgo de obesidad pasados los años. Esto se basa en la premisa de que cuando la ingesta de proteínas supera las necesidades metabólicas, se segrega mayor cantidad de insulina y factor de crecimiento I similar a la insulina. Para llevar a cabo el experimento de forma efectiva, se sometió a observación a tres grupos primarios: un grupo de referencia de niños alimentados con leche materna y dos grupos alimentados por lactancia artificial con contenido proteínico alto y bajo respectivamente. En líneas generales, los resultados del estudio confirmaron la relación entre un contenido elevado en proteínas y la obesidad. Se apreciaron diferencias significativas incluso a los tres, seis o doce meses. Por ejemplo, en el momento del nacimiento no se apreciaron dichas diferencias entre los distintos grupos en cuanto a los parámetros relacionados con el peso. No obstante, a los doce meses de edad, el grupo con el contenido proteínico mayor mostró aumentos significativos de peso sin que se observasen diferencias en la longitud corporal. En lo que respecta al grupo con menor contenido proteínico, el peso, los parámetros del IMC y los marcadores endocrinos eran menores que los del grupo con alto contenido en proteínas. Estos y otros resultados respaldan la hipótesis de que la reducción del contenido de proteínas en los alimentos infantiles podría reducir el riesgo de obesidad en edades más avanzadas.