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Childhood obesity: early programming by infant nutrition

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La lactancia materna es la mejor para evitar el riesgo de obesidad

Las características de la dieta pueden desempeñar un papel fundamental en el crecimiento general. En el estudio aquí descrito se han investigado las diferencias entre niños alimentados con leche materna y aquellos alimentados mediante lactancia artificial y cómo estos tipos de alimentación pueden llegar a «programar» el riesgo de padecer de obesidad.

La obesidad infantil es un tema sanitario al que se ha prestado mucha atención en los últimos años. Hay muchos factores que influyen en el desarrollo de la obesidad. Los que afectan directamente son la predisposición genética y el estilo de vida del niño. También ocurre que, de forma indirecta, la ingesta de nutrientes durante la infancia podría tener un «efecto programador» en el riesgo de padecer obesidad en el futuro. Un estudio llevado a cabo en Alemania y España por el proyecto comunitario CHOPIN examinó el contenido proteínico de los preparados de leche materna artificial y los complementos alimentarios y la leche materna propiamente dicha. El objetivo era el de identificar las diferencias en el contenido de proteínas y grasas y cómo pueden llegar a influir en el gasto energético de los niños de seis meses de edad alimentados con leche artificial o amamantados con leche materna. Los investigadores recogieron datos de 66 casos. Descubrieron que el total del gasto energético en función del peso corporal era mayor en el grupo de niños amamantados con leche materna y menor en los del grupo alimentado con leche artificial de alto contenido en proteínas, si bien las diferencias no eran significativas estadísticamente. No obstante, los datos recogidos sugirieron que la ingesta de proteínas durante los primeros meses de vida podría estar relacionada con la adiposidad y el exceso de grasa en un periodo posterior de la vida. Los resultados mostraron que el total de masa de grasa era menor en los niños alimentados con leche materna que en los que tomaron leche artificial con bajo contenido proteínico. En el informe de la investigación se concluye que un niño de seis meses de edad alimentado desde su nacimiento con leche artificial, fuera ésta de alto o bajo contenido proteínico, habrá experimentado de media un aumento en el total de la masa de grasa de entre un 14% y un 21% en comparación con los niños amamantados con leche materna durante al menos los tres primeros meses.

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