Por qué hay que comer verdura
En un nuevo estudio publicado en la revista «Gut Microbes» se ha aportado la primera prueba de un vínculo entre las plantas y el microbioma intestinal humano. El equipo del estudio, financiado con fondos europeos en el marco del proyecto HEDIMED, demuestra que el consumo de frutas y verduras aumenta la diversidad bacteriana en el intestino, que el ser humano necesita para mantenerse sano.
La importancia de las bacterias en los productos
«Las frutas y verduras contienen millones de células bacterianas, algunas de las cuales pueden habitar en nuestro intestino y contribuir a la diversidad general de las bacterias intestinales», confirma el autor principal, el doctor Wisnu Adi Wicaksono, de la Universidad Tecnológica de Graz (TU Graz) (Austria), entidad socia del proyecto HEDIMED, en una noticia publicada en «Nutrition Insight». El microbiólogo explica que algunos genes bacterianos presentes en las frutas y verduras frescas son importantes para nuestra salud porque «intervienen en la producción de vitamina B12 y ácidos grasos de cadena corta (AGCC)». A continuación, aclara la importancia de estos nutrientes: «La vitamina B12 actúa como cofactor, que ayuda en múltiples vías metabólicas en los seres humanos, mientras que los AGCC pueden contribuir a mejorar la integridad de la barrera intestinal y regular el sistema inmunitario». El equipo de investigación reconstruyó genomas representativos de bacterias asociadas a las frutas y verduras a partir de 156 metagenomas de estos alimentos. Después, utilizaron los genomas reconstruidos para investigar la prevalencia de bacterias asociadas en cerca de 2 500 metagenomas intestinales de acceso público. Descubrieron que los genes bacterianos implicados en la producción de vitamina B12 y AGCC estaban presentes de forma constante en el intestino humano, aunque a niveles bajos (alrededor del 2,2 %). Esta cantidad estaba influida por la edad del individuo, la frecuencia con la que comía verduras y la diversidad de su consumo de vegetales. «Los productos frescos, incluido su microbioma, pueden influir en la composición del microbioma intestinal —observa el doctor Wicaksono—. Al identificar dietas personalizadas que puedan modificar el microbioma o los metabolitos producidos por el microbioma, es posible que podamos prevenir o controlar el desenlace de las enfermedades». Continúa subrayando: «Esto es especialmente importante durante los primeros años de vida, cuando se está desarrollando el sistema inmunitario. Además, las bacterias asociadas a frutas y verduras se han mostrado prometedoras como probióticos emergentes en diversas aplicaciones». Como se señala en la noticia, esto sugiere que el consumo de frutas y verduras frescas ayuda al desarrollo del sistema inmunitario de una persona durante sus primeros años de vida, a medida que se desarrolla el microbioma intestinal. Asimismo, la diversidad de bacterias intestinales favorece la resistencia del organismo a lo largo de toda la vida. «Sencillamente, influye en todo —afirma la doctora Gabriele Berg, catedrática de la TU Graz y autora principal del estudio—. La diversidad influye en la resiliencia de todo el organismo; cuanta más diversidad mayor resiliencia». En el estudio HEDIMED (Human Exposomic Determinants of Immune Mediated Diseases) se aportan pruebas concluyentes —por primera vez— de que los microorganismos de las frutas y verduras pueden colonizar el intestino humano. Debido a esta relación, prácticas como la agricultura, la mejora genética y los tratamientos poscosecha que afectan a estos microorganismos también pueden influir directa o indirectamente en la composición de los microorganismos intestinales. Esto es motivo es motivo de reflexión, dado que las actividades humanas ya se han relacionado con cambios en la diversidad de los microorganismos vegetales, cambios que, en última instancia, repercuten en nuestra salud. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto HEDIMED
Palabras clave
HEDIMED, humano, intestino, bacterias, microbioma, fruta, verdura, microorganismo