Métodos de empoderamiento para la integración de jóvenes migrantes vulnerables
La transición a la edad adulta puede ser un momento difícil. Aprender a vivir por cuenta propia, iniciar una carrera profesional o realizar estudios superiores puede ser estresante, sobre todo sin redes de apoyo. Para los jóvenes migrantes extracomunitarios en Europa, este período de la vida puede ser especialmente complicado. «Nos pareció que las experiencias y vulnerabilidades de este grupo de migrantes de dieciocho a veintinueve años no se han investigado lo suficiente y apenas se han tenido en cuenta en las políticas nacionales e internacionales», explica la coordinadora del proyecto MIMY, financiado con fondos europeos, Birte Nienaber, de la Universidad de Luxemburgo.
Estudio de la vulnerabilidad de los jóvenes migrantes
Uno de los principales objetivos en MIMY era que los propios jóvenes migrantes con nacionalidad de terceros países definieran sus propias vulnerabilidades. «Para empezar, se nos ocurrió el nuevo concepto de integración líquida. La integración es un término controvertido en el mundo académico, pero a su vez queríamos implicar a los responsables políticos, que ya están familiarizados con el término. Utilizamos el término “integración líquida” para subrayar que no es únicamente la persona migrante quien necesita integrarse; la sociedad desempeña un papel, y se trata de un proceso dinámico e interminable», explica. A continuación, el consorcio analizó datos cuantitativos y políticas de integración en toda Europa para identificar cuestiones recurrentes, una de ellas la importancia de la educación. «Recopilamos datos de dos estudios de casos realizados en nueve países europeos. Llevamos a cabo casi mil doscientas entrevistas, organizamos ochenta grupos de discusión e incluimos a jóvenes migrantes entre nuestros investigadores», comenta Nienaber.
Reconocer que cada persona es diferente
Una de las principales conclusiones de la investigación ha sido que los responsables políticos deben tener más en cuenta las diferencias entre jóvenes migrantes. Es posible que algo que funciona para una persona o un grupo no funcione para otro. También se identificaron diferencias sutiles en las experiencias de los jóvenes migrantes en entornos urbanos y rurales. Aunque las redes más pequeñas y familiares de las zonas menos pobladas pueden ayudar a algunos migrantes a superar las dificultades, otros también pueden sentirse más aislados y expuestos a menos oportunidades. Los estudios de casos y testimonios revelaron que muchos migrantes no se sentían totalmente apoyados y a menudo sufrían discriminación. Por tanto, se les impedía desarrollar plenamente sus capacidades, lo cual generaba otras vulnerabilidades (como problemas de salud mental o económicos). Muchos jóvenes migrantes también se sintieron poco apoyados en su proceso de aprendizaje de la lengua.
Directrices y herramientas de apoyo
A partir de estos hallazgos, en el marco del proyecto se han elaborado directrices, recomendaciones políticas y un manual de mejores prácticas para responsables políticos, el mundo académico y las ONG. «Queríamos que nuestro proyecto repercutiera también en el conjunto de la sociedad. Es necesario comprender mejor la diversidad de los jóvenes migrantes y ofrecerles espacio para expresarse y empoderarse», afirma Nienaber. Ofrecer experiencia laboral junto con clases de inglés, matemáticas e informática se ha demostrado que ayuda a los estudiantes a conseguir empleo. Incluso después de recibir formación profesional, se necesita apoyo y asesoramiento continuos para garantizar una integración satisfactoria en el mercado laboral. En el proyecto también se logró reunir a responsables políticos y jóvenes migrantes. Nienaber y sus homólogos esperan que estos actos continúen y permitan a los responsables políticos conocer de primera mano las necesidades de un grupo diverso de jóvenes, cuyo talento y potencial a menudo aún no se han desarrollado plenamente.
Palabras clave
MIMY, migrante, integración, aprendizaje, jóvenes, salud mental, lenguas