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¿Qué nos hace cambiar de opinión?

¿Las personas se replantean sus opiniones según información nueva o para lograr aceptación social? Un estudio reciente muestra cómo el encéfalo distingue entre diferentes tipos de influencia social al cambiar de opinión.

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Cuando afrontamos opiniones que son diferentes a las nuestras en la vida cotidiana, seguimos pensando lo mismo o cambiamos de opinión. Sin embargo, ¿cómo lo decidimos? De lo que no cabe duda es que, salvo que estemos muy seguros de nuestra opinión, nuestra decisión muy probablemente se verá influida por los demás. Un grupo de científicos con el apoyo del proyecto rid-O, financiado con fondos europeos, nos aporta más información sobre cómo la actividad del encéfalo distingue entre los diferentes tipos de influencia social al cambiar de opinión. Su estudio se publicó en la revista «PLOS Biology». La influencia social se puede considerar informativa o normativa. Cambiar de opinión según nuestro deseo de tener razón, porque creemos que la otra persona tiene información más precisa, es un ejemplo de influencia social informativa. Sin embargo, cuando cambiamos de opinión por motivos no relacionados con la precisión, para integrarnos en un grupo o porque no queremos quedarnos al margen, eso se denomina influencia social normativa. El estudio se fija en cómo el encéfalo diferencia entre factores normativos e informativos cuando estamos socialmente influidos a cambiar de opinión.

Humanos frente a ordenadores

En el estudio, se solicitó a los participantes que observaran una serie de puntos que aparecían en la pantalla. A continuación, debían decir en qué lugar de la pantalla apareció el primer punto e indicar cómo de seguros estaban de su respuesta en una escala del uno al seis. A cada participante se le mostró la valoración realizada por otro participante con el que estaba emparejado. Aunque a los participantes se les dijo que en dos de los cuatro bloques de pruebas su pareja era un ordenador, en realidad todas las valoraciones se generaron por ordenador. En la mitad de las pruebas los participantes tuvieron la oportunidad de revisar sus valoraciones. En la otra mitad, lo hizo la pareja y a continuación se mostró a los participantes la valoración revisada de su pareja. Mientras realizaban la tarea, se midió la actividad encefálica de los participantes mediante resonancia magnética funcional. Los resultados fueron muy significativos. Los participantes cambiaron de opinión de acuerdo con la influencia social informativa —es decir, la confianza en sus opiniones— sobre si creían que su pareja era un ordenador o una persona. Sin embargo, solo se observaron cambios de opinión por motivos relacionados con la adecuación normativa cuando creían que estaban interactuando con otros humanos. «La corteza cingulada anterior dorsal de las personas registra la importancia de la opinión de los demás en la interacción social. La señal encefálica aborda de forma similar los consejos de las personas y de la inteligencia artificial (IA) en cuestiones relacionadas con la información. Sin embargo, en cuestiones relacionadas con las normas sociales, como la reciprocidad, esta parte del encéfalo no otorga ninguna importancia a la IA», explicó el doctor Ali Mahmoodi, autor principal, de la Universidad de Friburgo (Alemania) en una noticia publicada en «Neuroscience News». «Cuando las personas interactúan con un ordenador inanimado, esta forma de adecuación normativa no se observa en el comportamiento ni en el encéfalo de los humanos —indican los autores en el estudio que contó con el apoyo parcial del proyecto rid-O (Improving collective decisions by eliminating overconfidence: mental, neural and social processes)—. Eso tendrá importantes repercusiones para los nuevos y florecientes ámbitos de las interacciones entre personas e IA. Por ejemplo, con la inminente introducción de los vehículos autónomos en las actividades cotidianas, los estudios como el nuestro podrán ayudar a anticipar la emergencia de normas de cortesía entre conductores con IA y humanos en la carretera». Para más información, consulte: Proyecto rid-O

Palabras clave

rid-O, influencia social, encéfalo, mente, humano, ordenador, opinión

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