La traducción: la transformación como esencia del idioma
Si habla inglés como segundo idioma o interactúa con personas que lo hacen, es posible que haya notado que las conversaciones entre personas de distinta procedencia lingüística contribuyen a dar forma a la lengua en sí, desde el vocabulario hasta la estructura y el significado. Según un grupo de investigadores europeos, en vez de intentar combatir este fenómeno, deberíamos aceptarlo como algo inherente a la naturaleza transformativa del idioma. El proyecto TRANSPHILEUR (TOWARD A PHILOSOPHICAL RETHINKING OF TRANSLATION: Effects of Translation in a Contemporary European Space), desarrollado con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie (MSCA), estudió la traducción a través de las lentes de la indagación filosófica, abordándola como una práctica transformadora autorreflexiva. Saša Hrnjez, beneficiario de una beca MSCA e investigador principal de TRANSPHILEUR, explica: «No hay ninguna traducción que no cambie o modifique en cierto modo el texto y su significado. El efecto transformador de la traducción tiene un carácter reflexivo en tanto que no es un acto subjetivo de pensamiento, sino un proceso reflexivo entre idiomas que se traducen entre sí». Esta idea se basa en una interpretación de la dialéctica de Hegel, que proporciona una nueva visión del proceso traslacional a base de revelar su carácter dialéctico. La dialéctica de Hegel describe un proceso de «convertirse en otro» a través de una interacción, estructurada como contradicción, entre la identidad y la diferencia. El proyecto construyó un marco filosófico de la traducción como interacción entre la dialéctica de Hegel y la teoría de la traducción. En él se propone replantear la traducción a la luz de esta estructura dialéctica.
Sin traducción no hay idioma
«La lógica de Hegel puede verse como una especie de transformación autorreflexiva de determinaciones lógicas: una tensión constante hacia la automediación», afirma Luca Illetterati, catedrático de Filosofía Teórica en la Universidad de Padua y coordinador del proyecto TRANSPHILEUR. Si replanteamos la traducción a la luz de esta estructura dialéctica, parece ser que el papel de la traducción es mucho más que el de una herramienta para comunicarse con hablantes de otros idiomas: «Debido a su autorreflexión, la traducción no es una mera transición de un dominio lingüístico a otro, sino una autorreferencia transformadora de ambos dominios. La traducción no se da en el límite de una realidad lingüística segregada, sino en el corazón de los idiomas». El uso del inglés como «lingua franca» es un buen ejemplo de este proceso transformador en acción. «Cuando nos expresamos en inglés como hablantes no nativos, traducimos y construimos nuestro inglés basándonos en nuestros orígenes lingüísticos. Por otro lado, debido a la omnipresencia del inglés, traducimos del inglés a menudo, incluso cuando escribimos en nuestra lengua materna. Un idioma autónomo es una abstracción ficticia: un idioma sin traducción no es un idioma», observa Hrnjez.
Conformar identidades
Hrnjez opina que deberíamos aceptar el poder transformador de este proceso, sobre todo en el contexto europeo. «Podríamos ver la historia de las culturas europeas como una historia de múltiples traducciones lingüísticas y conceptuales. Este enfoque nos permite denunciar las políticas lingüísticas exclusionistas, identitarias o particularistas en Europa». La historia de Europa ilustra la contribución práctica de la traducción a la construcción de identidades políticas y culturales. Reconociendo explícitamente que este papel podría conformar el futuro de la política lingüística europea, Illetterati señala: «La traducción es siempre un acto político, una práctica discursiva concreta que no solo refleja los aspectos políticos y sociales de las interacciones culturales, sino que también los estructura».
Palabras clave
TRANSPHILEUR, traducción, filosofía, idioma, transformación, dialéctica de Hegel, autorreflexiva, políticas lingüísticas