Sanidad vegetal: mantener las plantas sanas a la vez que se protege el medio ambiente
El término «sanidad vegetal» es muy amplio. Abarca la protección de plantas y cultivos contra plagas y enfermedades mortales, la mitigación de los efectos adversos del cambio climático sobre los ecosistemas vegetales y la transformación del sector agrario para alimentar a la creciente población mundial. En 2016, las Naciones Unidas reconocieron la sanidad vegetal como uno de los problemas más acuciantes de nuestra época y declararon 2020 como el Año Internacional de la Sanidad Vegetal. Y, lo que es más importante, la sostenibilidad se sitúa en el centro de todos los esfuerzos para mejorar la sanidad vegetal: la lucha contra las plagas y el aumento el rendimiento de los cultivos debe lograrse sin ejercer aún más presión sobre el medio ambiente a través del uso inadecuado de plaguicidas. Al evitar el empleo de productos químicos peligrosos para combatir las plagas, no solo se protege el medio ambiente, sino también a los polinizadores, los enemigos naturales de las plagas, los organismos beneficiosos y a las personas y animales que dependen de las plantas.
Hacia una protección de las plantas sostenible y ecológica
La Estrategia «De la Granja a la Mesa», un componente fundamental del Pacto Verde Europeo, saca provecho de la importancia de garantizar la sostenibilidad en toda la cadena de valor alimentaria. Al adoptar un enfoque holístico, la estrategia hace hincapié en la naturaleza interconectada de la producción alimenticia y tiene por objeto mantener las plantas sanas, al tiempo que reduce el impacto de los sistemas alimentarios sobre el medio ambiente, lo cual está asociado con la garantía de unos rendimientos económicos justos para los agricultores y con el impulso a la salud pública y la innovación. Al establecer la producción alimenticia sostenible como una prioridad clave, la estrategia define objetivos para reducir de forma significativa el uso y los riesgos de los plaguicidas y fertilizantes químicos , así como de los antimicrobianos. Además, propone una revisión de la Directiva 2009/128/CE sobre el uso sostenible de los plaguicidas, cuyo objetivo es conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios en la UE, por ejemplo, fomentando la gestión integrada de plagas y otras alternativas no químicas a los plaguicidas.
Una investigación pionera financiada con fondos europeos marca el camino
Tras la primera edición del Results Pack sobre sanidad vegetal, esta nueva edición presenta nueve proyectos y tres actualizaciones de proyectos incluidos en la primera edición. En el marco del proyecto XF-ACTORS, los investigadores obtuvieron información relevante sobre el origen europeo de una bacteria fitopatógena peligrosa, «Xylella fastidiosa» («Xf»). Centrándose en «Fusarium oxysporum», otro parásito temible, el proyecto FOUNDATION estudió una planta terrestre ancestral para comprender cómo ha evolucionado el parásito y buscar nuevas estrategias de control. En el proyecto Asterix se desarrolló un robot autónomo llamado AX-1 (anteriormente Asterix) que reduce el uso de plaguicidas y, al mismo tiempo, aumenta la rentabilidad de la agricultura. En el proyecto GREENPATROL, que también adopta un enfoque tecnológico para mejorar la sanidad vegetal, se desarrolló un nuevo sistema robótico habilitado por el sistema de navegación por satélite Galileo para detectar y controlar de manera autónoma plagas en especies vegetales de cultivo de invernadero. Como alternativa a los plaguicidas, el proyecto ChemPrime colaboró con empresas agrotecnológicas para facilitar la adopción de una estrategia de protección de cultivos basada en agentes químicos activadores para plantas. En el proyecto Lipofabrik se desarrollaron y patentaron dos productos que son esenciales para satisfacer la necesidad de productos con una baja toxicidad del sector agrario. Varios proyectos adoptaron un enfoque concreto para especies vegetales de cultivo. En MUSA se desarrollaron alternativas más sostenibles para proteger los cultivos de plátanos, mientras que en TomRes se probaron y optimizaron estrategias de gestión sostenible de cultivos para los tomates. En el proyecto RiZeSisT se investigaron alternativas a los métodos químicos para el control del añublo de la vaina del arroz. Y en el proyecto NEURICE, que también se centraba en el arroz, favoreció la variación genética en los cultivos de arroz para abordar la sensibilidad del arroz a la salinidad y su resistencia a la infestación por plagas. El proyecto VALITEST, que reconoce la importancia de detectar e identificar plagas de vegetales con rapidez, precisión y fiabilidad, se esforzó por mejorar la fiabilidad de las pruebas utilizadas para estos fines en Europa. En el proyecto INNOSETA se estableció una rede temática sobre asesoramiento, formación y equipos de pulverización a fin de cerrar la brecha entre las soluciones disponibles de alta gama para la protección de cultivos y los agricultores europeos.