Más allá de la COVID-19: preparación para la próxima pandemia
La pandemia de COVID-19 ha destacado la amenaza global que suponen las nuevas enfermedades infecciosas, especialmente aquellas que pueden saltar de repente de los animales a los humanos, y que producen los llamados patógenos zoonóticos. Sin embargo, no será la última a la que nos enfrentaremos. «Los humanos y los animales están cada vez más en contacto. Además, es muy probable que el último brote, que se originó en China (lo cual todavía se tiene que verificar exhaustivamente), se iniciara a través del contacto en los mercados de animales», explica Bart Haagmans, virólogo en el Centro Médico de la Universidad Erasmus y codirector de ZAPI. Según añade el codirector Jean-Christophe Audonnet, director ejecutivo en Boehringer Ingelheim: «También está el cambio climático, con el que las enfermedades presentes en una parte del mundo pueden ser transmitidas por insectos y llegar a Europa, como hemos visto en dos brotes recientes que afectaron a los rumiantes, la infección por el virus de la lengua azul y la del virus de Schmallenberg».
Apoyo a la búsqueda de una vacuna
ZAPI es una colaboración público-privada, financiada con fondos europeos y de la industria, que aborda esta creciente cuestión mediante el diseño de nuevas herramientas para responder con rapidez a las grandes amenazas de las nuevas pandemias en Europa y en todo el mundo. Una plataforma desarrollada por ZAPI podría permitir una caracterización, un diseño y una producción a gran escala rápidos de vacunas para prevenir el contagio de enfermedades en animales y humanos. Sin embargo, ¿esperaban los investigadores que su trabajo deviniera tan importante tan rápido? Según responde Audonnet: «Sí y no. Si uno mira los primeros documentos que redactamos para justificar este proyecto, esa es precisamente la razón por la que lo empezamos. Por supuesto, no queríamos que pasara tan pronto. Hemos realizado unos inmensos progresos, pero todavía no estamos completamente listos». Haagmans secunda esta opinión, pero destaca que varios de los hallazgos realizados durante el transcurso de ZAPI ya habían sido adoptados por grupos que buscan vacunas y anticuerpos monoclonales neutralizadores contra la COVID-19. Aunque ZAPI está facilitando el rápido desarrollo de vacunas y tratamientos con anticuerpos, no todos los obstáculos para controlar una pandemia son de tipo técnico. Según comenta Audonnet: «Existen disposiciones reglamentarias y políticas que hay que superar y no es posible cambiar las normas de un día para otro. Como norma general mínima, es necesario, por supuesto, asegurarse de que la nueva vacuna es segura y no puede hacerse con prisas». Explica que, a pesar de que hay una disposición para utilizar vacunas experimentales en animales durante una emergencia, no existe una disposición así para las vacunas humanas, aunque puede que la pandemia actual ayude a reducir los requisitos y acelerar las revisiones reglamentarias teniendo en cuenta el tipo de tecnología de vacuna utilizada.
¿Y después de la COVID-19?
Mientras el mundo se enfrenta a la COVID-19, los investigadores de ZAPI exploran el horizonte en busca de la próxima amenaza. Es imposible saber qué microbios emergentes serán capaces de provocar una enfermedad grave y generalizada en los humanos. Solo podemos prepararnos para lo peor y mantenernos vigilantes. Como apunta Haagmans: «Es una apuesta de futuro. Si no reaccionamos de inmediato, perderemos». «No hay ninguna forma de predecir cuál será la próxima enfermedad, ya sea en animales o en humanos, pero sabemos que pasará», añade Audonnet. «Queremos reducir el tiempo de reacción. Ese es el objetivo de ZAPI, pues reducir los plazos salvará vidas. Lo que llevaba unos años, ahora lleva unos meses y no dejamos de progresar. La próxima vez seremos incluso más eficientes».
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