La importancia del año 2050 según un estudio sobre el cambio climático
Una nueva investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) indica que para conservar opciones con las que afrontar todas las previsiones de cambio climático posibles, los responsables políticos que se propongan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero deben centrarse en los objetivos que deben lograrse antes de 2050. El estudio, realizado por un equipo de investigadores del Instituto Internacional de Análisis Aplicado de Sistemas (IIASA, Austria), el Centro de Investigación Energética de los Países Bajos (ECN) y el Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR, Estados Unidos), es el primero de este tipo que emplea un modelo detallado de sistema energético para analizar la relación existente entre los objetivos para 2050 y la probabilidad de lograr resultados a largo plazo. «Establecer objetivos para mediados de siglo puede ayudar a conservar opciones políticas a largo plazo y gestionar los riesgos y costes que acarrean los objetivos lejanos en el tiempo», afirmó el profesor Brian O'Neill, científico del NCAR y coautor principal del estudio. La temperatura media del planeta ha aumentado 1°C desde la Revolución Industrial, principalmente debido a la emisión de gases de efecto invernadero (sobre todo dióxido de carbono) procedentes de actividades humanas como la deforestación y la industrialización. Los investigadores utilizaron una técnica informática de simulación denominada «modelo de evaluación integral» para representar una serie de interacciones posibles entre el sector energético y el clima durante los próximos años. El equipo comenzó con una proyección «de normalidad» que anticipó la envergadura de los cambios climáticos en 2050 si no se introduce legislación que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero. A continuación analizaron las consecuencias de restringir las emisiones hasta 2050 mediante diversas medidas. El equipo se centró en analizar la influencia que tendrían los niveles de emisiones en 2050 sobre la capacidad de cumplir con los plazos de reducción de emisiones fijados para fin de siglo. Por ejemplo, estudiaron qué habría que hacer para lograr el objetivo para fin de siglo propuesto por varios gobiernos, consistente en mantener la temperatura global a 2°C de diferencia con respecto a los niveles preindustriales. Dos proyecciones en las que se presupuso una falta de intervención indicaron que las emisiones tendrían que reducirse antes de 2050 en un 20% por debajo de los niveles de 2000 para que exista una probabilidad del 50% de cumplir el objetivo de los 2°C. Según otra proyección en la que la demanda de más recursos (tierra, energía y bienes de consumo) crece más rápidamente de lo previsto, el porcentaje de la reducción tendría que ser del 50%. El equipo reconoció que una reducción tan pronunciada es poco factible. «Nuestras simulaciones muestran que en algunos casos, aunque hiciéramos todo lo posible por reducir las emisiones hasta el 2050, sólo tendríamos un 50% de probabilidades de lograr el objetivo de los 2°C, y aún así deberíamos seguir haciendo todo lo que estuviera en nuestras manos durante la segunda mitad del siglo», explicó el Dr. Keywan Riahi, científico del IIASA y coautor del estudio. El equipo planteó una serie de situaciones hipotéticas relativas a posibles reducciones del consumo de energía, por ejemplo con cuánta rapidez se podrían sustituir las fuentes de energía actuales por otras bajas en carbono como la fisión nuclear, la energía eólica y la biomasa. También se consideró la captura y almacenamiento de carbono. En los cálculos no se tuvieron en cuenta fuentes de energía cuya seguridad o viabilidad no está garantizada, como la fusión nuclear y la geoingeniería. Durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en diciembre de 2009 en Copenhague (Dinamarca), muchos países reconocieron la importancia de limitar el calentamiento global a 2°C, pero no se logró llegar a ningún acuerdo con respecto a una meta para 2050. «Aunque se acordara un objetivo a largo plazo, quizás resulte imposible lograrlo si no se limitan lo suficiente las emisiones durante las próximas décadas. Existe el riesgo de que opciones que podrían ser adecuadas dejen de ser tecnológicamente factibles o tengan un coste prohibitivo», advirtió el profesor O'Neill. «Nuestra investigación sugiere que, si se adopta una estrategia efectiva a largo plazo, nuestras emisiones pueden ser superiores en 2050 a lo que se ha defendido en algunas propuestas sin alejarse del límite de los 2°C a largo plazo.»
Países
Austria, Países Bajos, Estados Unidos