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Una bacteria del estómago da indicios sobre los movimientos migratorios hacia el Pacífico

En el marco de un proyecto financiado con fondos comunitarios, un equipo de investigadores ha analizado la secuencia genética de una bacteria que se encuentra en el estómago de ciertos nativos del Pacífico para averiguar cómo y cuándo colonizaron los humanos esta vasta y vario...

En el marco de un proyecto financiado con fondos comunitarios, un equipo de investigadores ha analizado la secuencia genética de una bacteria que se encuentra en el estómago de ciertos nativos del Pacífico para averiguar cómo y cuándo colonizaron los humanos esta vasta y variopinta región. Sus hallazgos, publicados en la revista Science, confirman los resultados de anteriores estudios arqueológicos, lingüísticos y de genética humana. La investigación recibió financiación comunitaria a través del proyecto ERA-NET PathoGenoMics («Cooperación y coordinación transeuropeas para la secuenciación del genoma y la genómica funcional de microorganismos patógenos humanos»), en el marco de la línea presupuestaria del Sexto Programa Marco (6PM) «Coordinación de las actividades de investigación.» Cuando nuestros antepasados emigraron de África, hace unos 60.000 años, se llevaron un polizón alojado en sus estómagos: la bacteria Helicobacter pylori. En la actualidad, la mitad de la población mundial está infectada por esta bacteria, que está asociada a la úlcera de estómago y a un mayor riesgo de padecer cáncer. Este estudio reciente sigue los pasos de investigaciones anteriores que demostraron que existen distintas cepas de la bacteria en distintos continentes. A medida que los grupos humanos se extendieron por el planeta, disgregándose y, a la vez, diversificándose gradualmente sus características genéticas, las poblaciones de H. pylori que llevaban consigo hicieron lo mismo. Hoy en día aún se pueden apreciar patrones que reflejan estos procesos: la cepa que infecta a los habitantes de Europa, por ejemplo, es la hpEurope, mientras que las cepas hpAsia2 y hpEastasia son las que afectan a la población asiática. «Hace unos diez años descubrimos que la cepa de la bacteria que predomina en Europa es distinta a la de China», explicó Mark Achtman, del Instituto Max Planck de Biología de las Infecciones (Alemania). «Y en 2003 logramos demostrar que una de las cepas de la bacteria llegó a Norteamérica con los esclavos.» En este estudio, los científicos analizaron más de 200 muestras de H. pylori procedentes de comunidades nativas del Pacífico, entre las que se encontraban aborígenes de Taiwán y Australia, montañeses de Nueva Guinea y melanesios y polinesios de Nueva Caledonia. Algunas de las muestras fueron donadas por médicos y hospitales, mientras que en algunas zonas los médicos invitaron a representantes de las comunidades aborígenes a participar en el estudio. Los resultados revelan la existencia de dos cepas de la bacteria que parecen haber evolucionado por separado desde hace miles de años. Descubrieron que algunos habitantes de Nueva Guinea y Australia estaban infectados con una cepa de la bacteria denominada hpSahul, que se originó hace entre 31.000 y 37.000 años a partir de la cepa que afecta a la población asiática. En aquel momento, debido al bajo nivel del mar, Australia, Nueva Guinea y Tasmania formaban un continente denominado Sahul, separado únicamente por unos profundos canales oceánicos de lo que hoy en día es el archipiélago de Indonesia. La segunda cepa detectada en las muestras fue la hspMaori, relacionada con la cepa hpEastAsia y que al parecer salió de Taiwán hace unos 5.000 años y se extendió por Filipinas, Polinesia y Nueva Zelanda. «Nuestros resultados parecen indicar que hubo dos movimientos migratorios distintos hacia el Pacífico», explican los científicos. «En primer lugar, los primeros movimientos migratorios hacia Nueva Guinea y Australia extendieron la cepa hpSahul y, mucho tiempo después, la civilización Lapita, perteneciente a la familia lingüística malayo-polinesia, transportó la cepa hspMaori desde Taiwán por el Pacífico.» Para sorpresa de los investigadores, ninguna de las muestras contenía las dos cepas de la bacteria que se han descubierto recientemente. Este hecho puede deberse a que los primeros pobladores tenían poco contacto entre sí o a que una de las cepas es más fuerte y se impone en aquellas zonas en que inicialmente se encuentran las dos. Según apuntan los investigadores, «otra posibilidad es que la hpSahul y la hspMaori sigan coexistiendo en islas del Este asiático, la Melanesia y la costa de Nueva Guinea en las que no se hayan recogido muestras. En tal caso, estas cepas podrían aportar datos sobre la historia de la humanidad en esos lugares.» Curiosamente, el mismo número de la revista Science recoge las investigaciones detalladas de un equipo de científicos neozelandeses cuya hipótesis sobre el origen de familia de las lenguas austronesias concuerda con lo revelado por el análisis genético de la bacteria H. pylori. En un artículo de opinión al respecto, Colin Renfrew, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) dice: «La coincidencia entre ambas líneas de investigación sugiere que quizás en un futuro cercano sea posible sintetizar las interpretaciones lingüísticas y genéticas de la historia de la humanidad a nivel mundial.»

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