Un nuevo dispositivo permite al sector alimentario controlar la seguridad en toda la cadena de valor
En 2016, el mercado mundial de análisis de seguridad alimentaria estaba valorado en bastante más de 11 millones de euros. Entre 2018 y 2023 se prevé que crezca un 7,2 % (TCAC). Con estas cifras, no es de extrañar que el sector de la seguridad y la salud alimentarias esté a rebosar, siendo muchas las grandes empresas que ofrecen soluciones para proteger nuestros alimentos contra patógenos, alérgenos y toxinas. El problema, no obstante, es que estos dispositivos requieren que los análisis se lleven a cabo en laboratorio. BIOLAN, una pyme europea activa en el ámbito de los biosensores para el control de la seguridad alimentaria, se ha propuesto irrumpir en este lucrativo mercado. Su objetivo: crear un dispositivo móvil que ofrezca la misma calidad de resultados que los sistemas actuales basados en laboratorios, incluso cuando se utilice sobre el terreno. El primer paso para lograrlo es FOODSELFI (FOOD Safety monitoring by Electrochemical Lateral Flow Immunoassay), un proyecto financiado con fondos europeos que se ha propuesto superar las limitaciones actuales de la tecnología de flujo lateral (LF) para el desarrollo de una prueba cuantitativa rápida. «El dispositivo que nos propusimos crear era básicamente similar al típico y sencillo test de embarazo», explica la coordinadora del proyecto, Arrate Jaureguibeitia. Un análisis sencillo, unas respuestas rápidas Un test de embarazo, denominado científicamente inmunoanálisis de flujo lateral (LFI), es un dispositivo sencillo basado en el papel que detecta la presencia o ausencia de una sustancia objetivo en una muestra de líquido sin necesidad de un costoso equipo especializado. Se utiliza la prueba y, en cuestión de minutos, se obtiene la respuesta: una línea si la mujer está embarazada, ninguna si no lo está. Del mismo modo, el dispositivo FOODSELFI es una prueba basada en un papel capaz de ofrecer al usuario respuestas rápidas. Pero, en lugar de indicar si hay o no embarazo, FOODSELFI permite al usuario saber si el alimento que está comprobando es seguro. Para ello, los investigadores del proyecto desarrollaron un método más sensible de LFI denominado inmunoanálisis de flujo lateral electromecánico (ELFI). Al aplicar muestras de electrodos al dispositivo, el usuario obtiene un análisis cuantitativo rápido del producto. «Este prototipo de ELFI es la base para desarrollar un dispositivo analítico fácil de utilizar que el sector alimentario puede emplear para controlar la seguridad en toda la cadena de valor», afirma Jaureguibeitia. Hacia la comercialización Durante el proyecto FOODSELFI, BIOLAN desarrolló una estrategia innovadora centrada en dispositivos de biodetección basados en papel. Pero, en el mundo de alta tecnología actual, ¿por qué papel? «El uso de materiales alternativos como el papel en la fabricación de dispositivos de diagnóstico nos permite reducir el uso de dispositivos plásticos desechables», explica Jaureguibeitia. «BIOLAN quiere emplear el papel como una plataforma de biodetección activa para desarrollar dispositivos de diagnóstico ecológicos». Según Jaureguibeitia, la comercialización de inmunobiosensores basados en papel podría permitir al sector alimentario controlar mejor parámetros como los alérgenos y los patógenos. «Dado que es muy preciso, portátil, rápido y fácil de utilizar, FOODSELFI influirá de forma clara y positiva en el proceso de control de calidad de la producción alimentaria», concluye.
Palabras clave
FOODSELFI, seguridad alimentaria, inmunoanálisis de flujo lateral, inmunoanálisis de flujo lateral electromecánico, Biolan
