La preparación de la UE frente a la próxima pandemia
Europa ya ha vivido pandemias, pero cualquiera podría creer que los peligros más graves son ya cosa de los libros de historia, pensando en la peste que acabó con la vida de un tercio de la población de Europa en la Edad Media o en la gran pandemia de gripe que se cobró entre cuarenta y cincuenta millones de vidas a principios del siglo XX; alguno podría creer incluso que se trata de un peligro restringido a otras latitudes, pensando en los conocidos brotes de la neumonía atípica (SARS), el virus del Zika, el Ébola y el síndrome MERS-CoV. El proyecto PANDEM (Pandemic Risk and Emergency Management) se puso en marcha precisamente porque esta amenaza va en aumento también en Europa. Está coordinado por la Universidad Nacional de Irlanda y cuenta con un presupuesto de 1,3 millones de euros. Responde a la actual convergencia de factores de riesgo que favorecen la aparición de enfermedades y también a la ampliación y difusión de patógenos que podrían protagonizar una pandemia. «La UE es consciente de que las pandemias representan una amenaza cada vez mayor para la sanidad —aseguró la profesora Máire Connolly, coordinadora de PANDEM—. En Europa aumenta el número de pasajeros aeronáuticos y también se incrementan el número y el tamaño de los centros de conexión, por lo que cualquier brote de enfermedad podría llegar a una ciudad europea en cuestión de horas. Además, contamos con una gran población, de más de 750 millones de personas, y con ciudades muy populosas». Acto seguido, añadió: «Por si fuera poco, está el contagio constante de virus de la gripe entre aves, cerdos y humanos, la amenaza del bioterrorismo, y el riesgo de una fuga accidental de patógenos peligrosos en caso de que no se apliquen rigurosamente las medidas de bioseguridad. Pongamos esto en el contexto de la resistencia antimicrobiana, y tenemos servida una gravísima amenaza para la salud humana que podría provocar que la gestión de enfermedades infecciosas retroceda hasta la época previa a los antimicrobianos». Ante esta perspectiva tan escalofriante, los artífices de PANDEM se propusieron revisar las mejores prácticas y determinar las herramientas y los sistemas que se necesitan para aumentar el grado de preparación de la UE ante las pandemias y su capacidad para afrontar las consecuencias sanitarias, socioeconómicas y para la seguridad a nivel nacional, europeo y mundial. Desde que el proyecto diera comienzo en septiembre de 2015, se ha dedicado a dar con formas innovadoras de incrementar la capacidad de los Estados miembros de la UE para colaborar en una evaluación transfronteriza de riesgos, la respuesta y la recuperación en el marco de una red intersectorial y multidisciplinar de expertos. «Hemos articulado un enfoque multidisciplinar sólido que nos ha brindado conocimientos nuevos», manifestó la profesora Connolly. Un equipo de especialistas en salud pública, microbiología, seguridad, defensa, informática, comunicaciones y derecho creó PandemCap, una herramienta de planificación para visualizar y presentar datos epidemiológicos y simular la difusión o contención de la pandemia en función de la aplicación de las medidas de control que hay al alcance de los profesionales sanitarios. «Con esta herramienta, las autoridades competentes podrán evaluar el coste de estas medidas y planificar las medidas de preparación según su prioridad, para así incrementar al máximo su eficacia», destacó la profesora Connolly. En suma, PANDEM ha puesto al alcance de la Comisión Europea una serie de recomendaciones acerca de soluciones innovadoras necesarias para aumentar el grado de preparación frente a una pandemia. Esas recomendaciones se presentaron en un encuentro de la «Comunidad de usuarios sobre sociedades seguras, protegidas y resilientes» de la Dirección General de Migración y Asuntos de Interior que se celebró en Bruselas en marzo de 2017. Una de las recomendaciones del proyecto consiste en un marco modelo con el que garantizar que todos los Estados miembros de la UE cuenten con la base jurídica adecuada para aplicar medidas de respuesta a pandemias, como las cuarentenas y el aislamiento, un reparto equitativo de recursos escasos como las vacunas y otras contramedidas de carácter médico. «La mejora de la conciencia situacional, aprovechando los informes de la población sobre casos de enfermedades y también datos de los medios sociales, ayudará a asegurar una detección rápida y un seguimiento preciso de los efectos de una pandemia en ciernes. Además, ello fomentaría la implicación de los ciudadanos en la respuesta a tal pandemia, al facilitar la comunicación entre las instituciones de salud pública y los ciudadanos de la UE», adujo la profesora Connolly. El equipo es consciente de la incertidumbre que rodea al momento de aparición y el origen de una eventual pandemia, pero confía en que el refuerzo de la preparación ayudará a reducir el número de afectados y fallecidos, así como los trastornos de índole social y económica. «Aplicando innovaciones tomadas de los ámbitos de la seguridad, la defensa y la gestión de crisis para mejorar las herramientas y los sistemas empleados en el sector de la sanidad, podemos ayudar a garantizar que Europa y el resto del mundo se encuentre en mejor disposición de detectar con rapidez y mitigar la repercusión de la próxima pandemia», concluyó la profesora Connolly.
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