Manipular el clima
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), las actividades humanas emprendidas desde la época preindustrial han aumentado la temperatura media del planeta en unos 0,8 grados centígrados, una cifra que se calcula aumente entre 1,8 y 4 grados adicionales hacia finales de siglo en relación a las dos últimas décadas del siglo XX. Un cambio tan intenso de las condiciones climáticas generará consecuencias de gran calado en los humanos y en la biosfera en general y sin duda invita a tomar medidas de mitigación. En caso de que este tipo de medidas de remediación fallen, se ha puesto sobre la mesa de debate la intervención en el cambio climático mediante técnicas de geoingeniería concretas. Una de estas consiste en la extracción de dióxido de carbono (CO2) y gases de efecto invernadero (GEI) de la atmósfera. Por otro lado, las técnicas de gestión de la radiación solar (GRS) reducen la cantidad de luz solar absorbida por la Tierra y con ellas se pretende compensar los efectos que genera una concentración elevada de GEI. El proyecto financiado con fondos europeos «Implications and risks of engineering solar radiation to limit climate change» (IMPLICC) propuso estudiar la eficiencia, los efectos secundarios y las implicaciones económicas de las técnicas de GRS. Los científicos al cargo trataron sobre tres métodos como los reflectores espaciales situados entre el Sol y la Tierra, las inyecciones de azufre en la estratosfera y las nubes marinas a baja altura. Los socios de IMPLICC se sirvieron de modelos del sistema terrestre para ejecutar simulaciones del impacto de distintas técnicas de geoingeniería sobre el clima. Los resultados apuntan a que la efectividad de las actuaciones que modifican la incidencia de los rayos solares es menor que la de las intervenciones dirigidas a reducir la influencia del CO2, y que para equilibrar el aumento de temperatura mundial será necesario aplicar entre un 10 y un 20 % más de soluciones de ingeniería que las calculadas. Desde el proyecto además se advierte que las técnicas de GRS no lograrán devolver el clima a sus niveles preindustriales ya que si se lograse compensar completamente el aumento de temperatura aumentarían mucho más las precipitaciones. El principio que sustenta el método de las inyecciones de azufre estratosféricas reside en la creación de una capa de aerosol cuya función sería la de reflejar la luz solar. Para investigar el efecto positivo de este método sin producir daños en la capa de ozono, los investigadores del proyecto realizaron varios experimentos de simulación que evaluaron la efectividad de las emisiones a distintas altitudes y latitudes. En relación a la manipulación del albedo de las nubes a fin de equilibrar el efecto de los GEI, los socios descubrieron que las zonas más idóneas para la puesta en práctica de esta técnica se encuentran en los océanos tropicales. Los estudios de IMPLICC sobre técnicas de geoingeniería sacaron a la luz las incertidumbres que pesan sobre su facultad para modificar lo suficiente el forzante radiativo. También se aconseja realizar observaciones exhaustivas de fenómenos naturales asociados debido a su capacidad para lograr que las evaluaciones destinadas a calcular el potencial de estos métodos sean más precisas.