Medidas contra la falsificación de fármacos
La falsificación y la violación de patentes farmacéuticas constituyen un negocio de grandes dimensiones y una grave amenaza comercial y financiera para la industria europea, y además ponen en peligro la salud del consumidor, sobre todo con la aparición de las farmacias que ofertan sus productos en Internet. Para determinar si una molécula se ha producido conforme al proceso patentado y combatir la piratería y la falsificación, se pueden aplicar técnicas isotópicas. También existen protocolos de cromatografía para detectar impurezas y averiguar el origen del producto. No obstante, los falsificadores se basan en dos premisas para burlar estos controles. En primer lugar, desde el punto de vista isotópico, si las rutas y los organismos son muy similares, pueden resultar imposibles de distinguir del método patentado. Además, cuando las impurezas proceden de las materias primas o del medio de cultivo, puede obtenerse un perfil de impureza incoherente. Los investigadores del proyecto comunitario COUNTERPHARM han desarrollado un protocolo pensado para remediar estas deficiencias. Éste consiste en «etiquetar» el producto con una pequeña cantidad conocida de ácido ferúlico en la etapa de elaboración. Como precursor de la vainillina, este ácido se metaboliza y da lugar al aromatizante sintético que suele usarse como sustituto de la vainilla natural. Este proceso de biotransformación se ha probado en un ensayo de producción de paracetamol que confirmó su utilidad como etiqueta inconfundible y rastreable. No sólo sirve como etiqueta química metabolizable y recuperable; además, supone una alternativa barata al uso de los costosos trazadores basados en isótopos. Los perfumes, productos agroquímicos y cosméticos también se pueden etiquetar con la firma química del fabricante. Así, este método contra las falsificaciones contribuirá a erradicar el fraude en los productos y a salvaguardar los derechos de los consumidores y de la industria.