Actividad física para mejorar el bienestar en la tercera edad
La debilidad física limita enormemente la autonomía de los ancianos en su vida diaria, pues afrontan el riesgo de sufrir caídas o lesiones. Además, aumenta sus probabilidades de padecer exclusión social. Para que los ancianos disfruten de movilidad física tanto dentro como fuera de su hogar, es importante comprender bien este fenómeno y tratar de mejorarlo. Con estas premisas, el proyecto BETTER-AGEING acometió un estudio sobre la relación que guardan la actividad física, el bienestar psicológico y la calidad de vida con la autonomía de las personas de setenta años de edad o más. Un aspecto examinado fue la relación existente entre la actividad física cotidiana y la salud mental, en concreto mediante cuestionarios normalizados. En general, tanto los datos cualitativos como los cuantitativos indicaron que la participación en el programa normalizado de ejercicio físico mejoraba ciertos aspectos del bienestar mental. No obstante, es necesario investigar más para comprobar si la actividad física diaria puede proporcionar mayor independencia física a este grupo de edad. Los resultados se han resumido y divulgado en un documento que está a disposición de las organizaciones dedicadas a la salud de la tercera edad.