Medición del agua dulce ártica en el norte del Atlántico
El seguimiento y la comprensión del cambio climático permiten a los científicos elaborar modelos precisos y fiables con los que predecir el clima de las próximas décadas. Esta información puede ayudar tanto a la comunidad científica como a las autoridades políticas a prepararse frente a posibles alteraciones de los patrones meteorológicos provocadas por el calentamiento del planeta. El proyecto ASOF-W, financiado con fondos comunitarios, se puso en marcha para registrar y modelizar los intercambios de agua entre el Océano Ártico y los mares subárticos, así como las consecuencias de dichos intercambios en el clima. La entrada de agua dulce procedente del hielo ártico a la zona norte del Atlántico puede tener repercusiones considerables en las corrientes oceánicas que influyen en las condiciones meteorológicas de Europa. El clima de Escandinavia y el noroeste de Europa, que es anormalmente cálido para su latitud, es especialmente sensible a cualquier alteración de los factores que lo mantienen. Se prevé que los cambios climáticos que podría experimentar esta región serían repentinos y profundos. El mejor emplazamiento para observar los flujos de agua dulce entrantes en los mares nórdicos es la zona de la plataforma continental situada frente a la costa sureste de Groenlandia, un lugar clave en los intercambios hídricos entre el Ártico y la parte norte del Atlántico. Gracias a una iniciativa conjunta de cinco institutos europeos de investigación marina, unos investigadores de la Universidad de Hamburgo pudieron instalar instrumentos científicos en dicha zona. Dos series de sensores anclados y protegidos por boyas midieron continuamente los cambios de salinidad y temperatura que se producían bajo la capa estacional de hielo marino. Los investigadores emplearon los datos obtenidos en el marco de ASOF-W para cerciorarse de la existencia de un flujo de agua dulce que pasaba sobre la zona de la plataforma continental próxima a la costa sureste de Groenlandia. Los resultados se representaron en un mapa de flujos de agua dulce que abarcaba el Ártico y los mares subárticos. Los datos generados por estas actividades pueden emplearse para elaborar un modelo de cambios del clima europeo que ilustre la influencia que ejercen el océano, el hielo y la atmósfera.