El consumo de proteínas y calorías en niños y la obesidad
La obesidad es un grave problema de salud en Europa, ya que conlleva serios riesgos a corto y largo plazo para la salud de quienes la padecen, y supone un gasto muy elevado a los sistemas de salud y de la seguridad social. Por tanto, es fundamental elaborar estrategias de prevención dirigidas a la primera infancia. La predisposición genética y el estilo de vida no son los únicos factores que contribuyen al desarrollo de la obesidad. Una dieta con un alto aporte de proteínas durante los primeros meses de vida podría aumentar el riesgo de los niños de ser obesos en etapas posteriores de su vida. La leche de inicio y los suplementos dietéticos tienen un alto contenido en proteínas. El proyecto CHOPIN ha estudiado varios tipos de alimentación infantil para los dos primeros años de vida con distintos niveles de proteínas y lípidos. Más en concreto, los socios del proyecto analizaron si los distintos tipos de alimentación influían en marcadores tempranos de la obesidad como la diferencia de altura al nacer y a los dos años. Se llevó a cabo un análisis estadístico del consumo de calorías y macronutrientes durante los dos primeros años de vida y se obtuvo una serie de resultados. El análisis incluía niños de hasta doce meses de cinco países europeos alimentados con leche de inicio de dos tipos (con más o menos aporte de proteínas). El grupo de referencia paralelo estaba formado por lactantes. El análisis nutricional consistió en la elaboración de un registro ponderado de los alimentos durante tres días consecutivos tanto de los bebés alimentados con leche de inicio como de los lactantes. Los padres y médicos registraron la cantidad exacta de leche y de otros alimentos sólidos que consumían los bebés cada mes hasta los nueve meses y de nuevo a los doce meses. Estos datos nutricionales se comprobaron y procesaron y a continuación se almacenaron. Entre los elementos nutricionales que se contemplaron estaban las calorías, las proteínas de origen animal y vegetal, los aminoácidos, el alcohol, los lípidos y ácidos grasos, las vitaminas, los minerales y los hidratos de carbono. Concluyeron que los lactantes consumían menos calorías y lípidos pero más hidratos de carbono que los bebés alimentados con leche de inicio. Es más, al introducir alimentos sólidos en la dieta, el consumo de proteínas aumentó de forma similar en ambos grupos.