Medir el flujo térmico en el Mar de Barents
El Mar de Barents, situado en la costa norte de Europa, constituye un enlace importante entre el Océano Atlántico y el Ártico. El flujo entrante de agua templada del Atlántico hace que los puertos de Noruega, Rusia y otros países que bordean el mar no se congelen durante el invierno. Este flujo fue el objetivo de un esfuerzo de investigación llevado a cabo por el Instituto de Investigación Marina (IIM) en Bergen (Noruega). Durante el proyecto, llamado ASOF-N, se empleó instrumentación anclada para medir temperaturas y velocidades en las cercanías del talud occidental de Barents (WBS). Estos datos se combinaron con información hidrográfica para ofrecer las estimaciones del flujo térmico más exactas obtenidas hasta la fecha. El IIM calculó un flujo térmico neto medio de cerca de cuarenta teravatios hacia el Mar de Barents, aunque se descubrió que su magnitud variaba de forma considerable de un año para otro. El flujo no siempre es uno y amplio. Con frecuencia se divide en varios ramales más pequeños que pueden verse contrarrestados por caudales de retorno. El descubrimiento más importante del IIM y sus socios del ASOF-N es que la temperatura del agua en el TOB no guarda ninguna relación con el flujo de las AA. De hecho, la dirección del flujo depende sobre todo de las condiciones de viento en la zona. Por tanto, resulta fundamental medir tanto la temperatura como la velocidad para evaluar de forma correcta la variabilidad a largo y a corto plazo. Un elemento final del proyecto de investigación consistió en un ejercicio de modelización para completar las lagunas en la red de observación. El IIM unió un modelo de hielo marino, fundamental para la modelización de una región como el Mar de Barents, con un modelo general de circulación oceánica (el ROMS o «Sistema de modelización oceánicaregional»). Este sistema fue empleado en modo retroanálisis, o «hindcast» para reproducir el flujo térmico desde 1990 en adelante a lo largo de la duración del proyecto.