¿Qué favorece el comportamiento altruista?
El comportamiento prosocial describe el acto de hacer algo por otra persona —a menudo un desconocido— sin recibir nada a cambio, como hacer un voluntariado o donar un órgano. «Este está próximo al concepto tradicional de altruismo puro —comenta la coordinadora del proyecto DONORS, Eva-Maria Merz, de la Universidad Libre de Ámsterdam, en los Países Bajos—. No supone un beneficio para uno mismo y tus acciones pueden acarrear la pérdida de dinero, tiempo o, incluso, de salud».
Las motivaciones detrás del comportamiento prosocial
Por un lado, el comportamiento prosocial destaca el hecho de que las personas somos seres complejos. No cabe duda de que no todas las decisiones que tomamos se basan en algún razonamiento económico, ni siquiera, a primera vista, en el propio interés. El objetivo de DONORS era obtener una comprensión más profunda y matizada de lo que promueve el comportamiento prosocial. En el proyecto, que contó con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación, se recopilaron datos sobre distintos tipos de actividades altruistas, desde el voluntariado y los donativos a organizaciones benéficas a la donación de sangre y órganos. El equipo recabó información sobre el comportamiento de los donantes y efectuó comparaciones entre países. En este sentido, tuvo en cuenta los valores, las normas, la educación, los valores sociales e, incluso, la genética para obtener una perspectiva más completa de lo que favorece el comportamiento prosocial. «Un elemento clave del proyecto fue que era interdisciplinario —señala Merz—. Esto tuvo especial relevancia, ya que los economistas suelen examinar las situaciones solo desde una perspectiva económica, la cual no permite explicar todo. Y lo mismo es aplicable a los sociólogos y los psicólogos. Nosotros queríamos desarrollar un modelo de comportamiento prosocial que incluyera teorías y métodos procedentes de diferentes disciplinas».
El papel del contexto social y los cambios vitales
Los resultados del proyecto respaldan la teoría de que el comportamiento humano funciona a distintos niveles y cambia con el tiempo. Merz explica su significado. «Por un lado, como individuos estamos conectados a las redes sociales —agrega la investigadora—. Tenemos cierta agencia, pero no actuamos de forma aislada, estamos influidos por nuestro contexto social: si nos enseñan a través de nuestras redes sociales que debemos hacer algo por otra persona, es más probable que lo hagamos». A otro nivel, las decisiones que tomamos pueden estar condicionadas por el país en el que vivimos, así como por cuestiones como el acceso a la asistencia sanitaria y a los seguros. En algunos países puede existir una norma social imperante sobre el voluntariado. Además, lo que elegimos como personas puede cambiar con el tiempo, un extremo que se confirma con el análisis de los datos del proyecto sobre donaciones de sangre y órganos. «Nuestras motivaciones pueden cambiar en función de lo que ocurra en nuestras vidas», comenta Merz. «Puede que tengamos hijos pequeños y un trabajo exigente, o que estemos jubilados; esa es la naturaleza dinámica del comportamiento prosocial».
Incentivos económicos y altruismo
Esos hallazgos podrían tener implicaciones para los responsables políticos. En algunos países existe un incentivo económico para donar sangre y, si bien esto puede ayudar a satisfacer la demanda de sangre en algunos contextos, en otros podría ser contraproducente. «En nuestro modelo, esto se puede explicar por las normas sociales imperantes —explica Merz—. Si los incentivos se consideran aceptables, puede funcionar. Pero, en otras situaciones, la incentivación puede relegar la motivación altruista». Por último, Merz cree que el proyecto confirma los beneficios de la investigación interdisciplinar. «Siempre he trabajado en equipos interdisciplinares —añade Merz—. Creo que deberíamos aprovechar estos entornos de trabajo».
Palabras clave
DONORS, altruismo, prosocial, voluntariado, organizaciones benéficas, sangre, órganos