Comprensión de las opciones políticas en Europa, desde la posguerra hasta la pandemia
En los últimos dos decenios se ha observado una fragmentación y una polarización cada vez mayores en política, unos menores niveles de satisfacción ciudadana en democracia y el auge de partidos que han desafiado —con bastante éxito en algunos países— el orden establecido. «Igual que los empresarios disruptivos, estos partidos desafiantes ofrecen nuevas políticas y desafían el predominio de las marcas de partido establecidas», comenta Sara Hobolt, investigadora principal del proyecto y catedrática del Departamento de Gobierno en la Escuela de Economía de Londres (LSE).
La paradoja de las opciones políticas
El declive de los partidos mayoritarios implica que los europeos tienen más posibilidades que nunca en lo que se refiere al menú de opciones de partidos que ofrece su sistema político nacional. En los últimos quince años, Alemania ha pasado de estar dominada por cuatro partidos «tradicionales» a seis y, en cierto momento, la derecha radical Alternative für Deutschland fue el tercer partido más importante en el Bundestag. «Además, han aumentado el número y la variedad de cuestiones incluidas en la agenda pública, como la inmigración y el medio ambiente», continúa Hobolt. «Los ciudadanos también tienen muchas más oportunidades de expresar su opinión política, por ejemplo en los referéndums. Los partidos desafiantes en concreto han sido muy innovadores a la hora de movilizar estas cuestiones para obtener éxitos electorales». Paradójicamente, las opciones políticas son ahora más limitadas, ya que las naciones son cada vez más interdependientes. «La integración ha ofrecido más oportunidades democráticas a los ciudadanos, como las elecciones al Parlamento Europeo. No obstante, esto también implica que los gobiernos nacionales de Europa operan bajo las crecientes restricciones de la integración europea, que limitan las opciones que pueden ofrecer a los ciudadanos y los instrumentos políticos que pueden usar», añade.
La política de la COVID-19
EUDEMOS (Constrained Democracy: Citizens’ Responses to Limited Political Choice in the European Union) ha documentado que los votantes europeos se parecen cada vez más a consumidores críticos en lugar de a seguidores fieles de un partido. «La esfera política se parece cada vez más a un mercado», continúa Hobolt. «Esto también puede ofrecer información interesante sobre las opciones políticas y la actual crisis de la COVID-19». Cuando la pandemia arrasó por primera vez Europa en marzo de 2020, los partidos mayoritarios predominantes tuvieron una oportunidad de mostrar su competencia y su vasta experiencia en gobernanza, lo cual aumentó su popularidad, al menos a corto plazo. «Los ciudadanos europeos prestaron apoyo a sus líderes políticos y sus instituciones, en detrimento de los partidos populistas desafiantes», explica Hobolt. Estos grupos no lograron entusiasmar a los electores con sus cuestiones políticas primordiales habituales, como la inmigración, porque los ciudadanos daban ahora prioridad a una respuesta competente a la crisis sanitaria. ¿Esto quiere decir que la pandemia será la sentencia de muerte del fenómeno político populista que se ha experimentado a lo largo del último decenio? «No estamos tan seguros», afirma Hobolt. Parece muy improbable que la demanda de estos partidos vaya a desaparecer, especialmente porque la pandemia ha desencadenado una profunda recesión global que los partidos populistas desafiantes podrían utilizar en algún momento.
El castigo de las faltas
Algunos de sus trabajos más recientes incluyen una encuesta a gran escala en la que se comprobó si los ciudadanos castigan a los «malos» políticos, especialmente los comportamientos intolerantes, como la falta de respeto a los adversarios políticos, la oposición a la libertad de prensa y la oposición a un poder judicial independiente. «Descubrimos que, efectivamente, los votantes castigan esos comportamientos, pero no distinguen entre las tendencias “intolerantes” y las faltas más generales, como no responder a los correos electrónicos de los electores o reclamar dietas demasiado elevadas», dice Hobolt. El equipo también investigó el impacto de las críticas de otros políticos. Hobolt señala que los votantes respondieron con mucha más dureza si las críticas procedían de políticos pertenecientes al mismo partido que el responsable de la falta, en lugar de la oposición. Debido al brote de COVID-19, EUDEMOS se prorrogó seis meses más. «Ha sido muy difícil llevar a cabo investigaciones durante la pandemia, especialmente las que implican un contacto directo con los participantes», explica Hobolt. «Esto me permitió convertir el último aspecto importante del proyecto —un experimento de laboratorio exhaustivo sobre cómo se forman las actitudes políticas— de un entorno presencial a uno en línea». En general, está claro que para Hobolt ha sido un placer trabajar en EUDEMOS. «Ha sido un enorme privilegio trabajar en un proyecto de investigación tan importante con tantos jóvenes académicos excelentes, especialmente en un momento en el que se producen acontecimientos tan impresionantes, como el “Brexit”, la elección de Donald Trump y, por supuesto, la actual crisis de la COVID-19», concluye. «Tengo muchos planes para continuar con esta línea de investigación en los próximos años».
Palabras clave
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