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Debate: Innovation as Performance in Late-Medieval Universities

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Perspectivas nuevas sobre el papel de los debates medievales en los estudios de grado

El paso del pergamino costoso al papel más barato supuso que los estudiantes implicados en un derecho de paso académico dejaran copiosas notas, listas para su análisis.

Al comienzo de cada curso académico en los siglos XIV y XV, los estudiantes de grado debían participar en debates con los demás estudiantes de grado y sus asociados en un procedimiento competitivo de evaluación. Estas representaciones públicas, que tenían lugar en todas las universidades medievales europeas, se denominaban «Principia» en latín. Esto se traduce como «Inicios», un título apropiado, ya que eran una iniciación a la docencia en el camino hacia la obtención del título de doctor. «En estos «Principia» se esperaba que los estudiantes de grado se enfrentaran a sus pares («socii»), demostrando sus habilidades retóricas en la defensa de tesis controvertidas y refutando las de sus colegas. Tenían que demostrar su intelecto a la hora de elaborar argumentos, su conocimiento de las autoridades y su ingeniosa capacidad para entretener al público», explica la investigadora principal del proyecto DEBATE, Monica Brinzei, directora de investigación en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS). Como la elección de un tema interesante para debatir era también un signo de creatividad académica, la variedad de temas fue apasionante. Por ejemplo: ¿Es Dios capaz de crear un mundo mejor? ¿Debería alguien elegir vivir cien horas de placer intenso antes que soportar diez años de dolor insoportable? El equipo, con el apoyo del Consejo Europeo de Investigación, se dedicó a identificar nuevos manuscritos, editar los textos, establecer la autoría de fragmentos anónimos y proponer una interpretación para explicar cómo la innovación era un objetivo clave en la academia medieval. Afortunadamente, en aquella época se produjo un cambio técnico, equivalente al paso a la publicación de acceso abierto en el mundo académico actual: se pasó del pergamino costoso a un papel más accesible. El uso del papel da lugar a un número cada vez mayor de cuadernos con ideas para exámenes y tesis. Un tesoro para el investigador curioso.

Notas medievales accesibles para la interpretación moderna

Acceder a estos cuadernos no es un problema: las universidades de Bolonia, Colonia, Cracovia, París y Praga contaban con una rica tradición de debates sobre los «Principia». Pero desentrañar su contenido es una historia muy diferente. «Tenemos que dominar primero el latín y luego la paleografía latina, que es el arte de descifrar las diferentes formas de las letras y las abreviaturas de los manuscritos medievales no puntuados. Los escribas medievales de textos académicos escribían casi todas las palabras latinas de forma abreviada, algo parecido a un mensaje de texto (SMS) extremadamente críptico de hoy en día», señala Brinzei. Descifrar una tesis entera puede llevar años, ya que los investigadores tienen que aprender tanto las abreviaturas generales empleadas en muchos géneros de escritura como el vocabulario técnico y las abreviaturas específicas de ciertos géneros e incluso contextos doctrinales concretos. En DEBATE también se consideró la codicología, o el arte de analizar la materialidad de un libro, para contarnos la historia de cuándo, por qué, cómo y, a veces, por quién fue copiado un texto. «En el texto de los debates iniciales, la codicología nos ayuda sobre todo a datar un manuscrito y, junto con la paleografía, también a discernir si estamos ante un autógrafo de uno de los participantes en el debate, o también a determinar si un manuscrito se copió en Oxford, circuló por París y acabó en Viena», dice Brinzei.

Identificar autores medievales desconocidos

En los debates «Principia» participaban entre dos y más de una docena de eruditos, dependiendo de la época, el lugar y las elecciones de los autores que informaban de los debates. Como los manuscritos registran el diálogo entre estos autores, el equipo pudo atribuir ideas y a veces pasajes enteros textualmente a autores que hasta entonces eran desconocidos. Brinzei está convencido de que en el proyecto se ha logrado descubrir y delinear claramente las características de este género filosófico de interpretación oral y del patrimonio textual medieval. Curiosamente, dentro de estos textos hasta ahora olvidados, el equipo de DEBATE rastreó muchas acciones presentes en el ámbito académico moderno hasta estos «Principia» medievales. El proceso de revisión por pares, el placer y la emoción de la actuación pública en la presentación de los resultados de la investigación, los celos académicos, la persistencia y a veces la obstinación en la defensa de las ideas, y la alegría de dar las gracias a las personas e instituciones cuyo apoyo condujo al éxito, todo tiene su origen en estos debates. «Me complace estar en condiciones de proporcionar a la comunidad académica, tanto a los interesados en el contexto institucional como a los que se centran en las ideas, un conjunto de herramientas detalladas para identificar nuevos especímenes en el futuro e interpretar correctamente tanto éstos como los ya conocidos», añade Brinzei.

Palabras clave

DEBATE, notas medievales, autores medievales, «Principia», eruditos, comunidad académica, creatividad académica, escribas medievales

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