Un enfoque integral para comprender la radicalización
La mayoría de los estudios en los que se exploran las causas profundas del extremismo son teóricos y carecen de base empírica. Aunque se entiende que la radicalización se ve favorecida por una combinación de condiciones sociales, estructurales e individuales, la interacción de estos factores no se comprende bien. El equipo del proyecto DRIVE, financiado con fondos europeos, puso de relieve la preocupación por la exclusión social y la atención pública a la salud mental para comprender mejor los procesos que conducen a la radicalización.
Un método basado en pruebas
El consorcio DRIVE está formado por veintitrés miembros de Dinamarca, los Países Bajos, Noruega y el Reino Unido. Entre sus socios figuran universidades, organizaciones de la sociedad civil y expertos en salud mental pública. El equipo de proyecto recopiló datos de 417 encuestados mediante entrevistas cualitativas, 5 501 encuestados en un amplio sondeo transnacional, más de 30 observaciones de acontecimientos y documentación visual del contenido de las redes sociales. El resultado es el mayor conjunto de datos de Europa sobre radicalización en el contexto de la extrema derecha y el extremismo islamista. Inicialmente, el objetivo de DRIVE era centrarse exclusivamente en los jóvenes implicados en grupos de extrema derecha e islamistas. La captación de participantes en estas cohortes resultó difícil, lo que hizo necesario un cambio de planteamiento. En su lugar, el proyecto se centró en un espectro más amplio de personas en situación de exclusión social. En palabras de Tahir Abbas, coordinador del proyecto: «Este giro metodológico, que amplía el plan original, permitió una exploración más rica de las realidades sociales en la Europa contemporánea y aportó valiosos conocimientos sobre las experiencias de las personas potencialmente vulnerables a la radicalización».
Factores determinantes de la radicalización
Las conclusiones del proyecto apuntan a un intrincado entramado de factores que fomentan la radicalización. Un factor importante es la exclusión social. Las personas y las comunidades pueden sufrir exclusión social en diversos contextos, por ejemplo, la educación, el empleo y los espacios públicos. Además, en el proyecto se pone de relieve el efecto de las desigualdades sistémicas en la perpetuación de la exclusión social de las personas en situación de riesgo. La identidad también desempeña un papel crucial en los procesos de radicalización, ya que influye directamente en la forma en que un individuo o grupo puede experimentar la exclusión social. La religión fue un aspecto importante de la identidad de los participantes musulmanes del proyecto, y este hecho subraya la necesidad de contar con políticas de desradicalización que sean sensibles a la formación de la identidad y a las interacciones sociales relacionadas.
Nuevas recomendaciones políticas
Uno de los principales objetivos de DRIVE era llevar a cabo investigaciones orientadas a la formulación de políticas para contribuir a frenar la radicalización. Las acciones sociales que abordan las causas profundas del extremismo requieren la contribución de toda una serie de partes interesadas. Como señala Abbas: «Crear enfoques integrales para contrarrestar la radicalización requiere reforzar las asociaciones y fomentar la colaboración entre los organismos gubernamentales, las organizaciones de la sociedad civil, los líderes comunitarios y los investigadores». Los Gobiernos y las organizaciones civiles pueden hacer mucho para paliar la exclusión social a nivel sistémico. Los programas que fomentan la capacitación y el compromiso de los jóvenes son vitales. También es esencial incluir las voces marginadas en el discurso público, lo que creará un diálogo integrador en las campañas de concienciación pública, las iniciativas educativas y los programas de alfabetización mediática. Enmarcar las preocupaciones en torno a la exclusión social y la radicalización como un problema de salud mental pública puede movilizar los recursos necesarios para apoyar a las personas y comunidades afectadas. Las sociedades modernas deben afrontar los peligros de la radicalización y el extremismo. Basándose en pruebas empíricas, en DRIVE se ha demostrado que el problema es complejo y polifacético. Los casos de extremismo pueden tener una amplia gama de causas específicas según el contexto, por lo que se requiere un enfoque integral para identificar y abordar los problemas. Para que las sociedades hagan frente a la radicalización, Abbas comparte: «Debemos centrarnos críticamente en abordar los factores estructurales e institucionales que sostienen la exclusión social».
Palabras clave
DRIVE, radicalización, exclusión social, extremismo, enfoque integral, salud mental pública, investigación orientada a las políticas