¿Influyen las elecciones alimentarias previas en las decisiones futuras?
Al parecer, hay una nueva razón por la que tomamos las decisiones que tomamos en lo que respecta a los alimentos. Y esta tiene que ver con un fenómeno que influye en casi todos los aspectos de la percepción. Un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Sídney demostró que cuando valoramos los alimentos por su atractivo o su contenido calórico, esa valoración está condicionada por las elecciones alimentarias que hemos hecho justo antes. Este sesgo se conoce como «dependencia serial», el cual hace que las personas valoren la comida siguiente de forma similar a la anterior, independientemente de si es más o menos apetecible. Los descubrimientos se publicaron en la revista «Current Biology».
El cerebro y los sesgos
«Las condiciones experimentales de la dependencia serial no difieren mucho de nuestras vivencias cotidianas con las imágenes de alimentos como, por ejemplo, cuando escaneamos un menú de comida a domicilio o navegamos por una carta con nuestro teléfono —comentó el autor principal del estudio, el catedrático David Alais, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Sídney, en un comunicado de prensa —. Por tanto, la dependencia serial podría influir en millones de elecciones alimentarias a diario». Los investigadores pidieron a más de seiscientos voluntarios que valoraran cientos de imágenes de alimentos según su contenido calórico y atractivo. Las respuestas revelaron que una valoración alta de un alimento conllevaba que el siguiente obtuviera una más alta. Del mismo modo, a una valoración baja le seguía otra más baja. «Este estudio destaca los sesgos cognitivos que entran en acción cuando evaluamos alimentos —agregó Alais—. Nuestros cerebros están programados para asimilar información de estímulos previos, del mismo modo que podemos sentirnos atraídos por un plato concreto después de ver otro similar muy bien valorado». «Lo que se percibe en el instante no es independiente —manifestó el catedrático en declaraciones a «Newsweek» —. Está determinado por lo que se acaba de ver». Este resultado está relacionado con una parte del cerebro que se ocupa de cómo vemos los alimentos. «Es automático, simplemente ocurre —explica Alais—. No sucede a nivel del pensamiento reflexivo, sino al nivel de la forma en que se perciben las cosas. Igual que sopla el viento y se siente en la piel, eso es automático, o se ve un destello de color rojo y se percibe el rojo, es automático y sensorial».
La percepción juega malas pasadas
Nuestras decisiones y comportamientos cotidianos podrían estar condicionados, sobre todo en lo que respecta a las elecciones que hacemos con las aplicaciones de comida a domicilio o la carta de restaurantes en línea. «Tomamos cientos de decisiones alimentarias cada día y, a menudo, se toman en ese formato digital en el que vemos muchas imágenes —explicó Alais—. Si escanea un código QR en un bar y hojea todas las imágenes de comidas, estas aparecen una detrás de otra. Una de ellas le atraerá más que otra. Quizá no sea porque le apetezca especialmente esa comida, sino que es posible que una imagen anterior le haya guiado (en su valoración)».
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