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Aprovechar la mente colmena para hacer frente a la contaminación atmosférica

Científicos ciudadanos utilizan sensores portátiles y una plataforma informática a medida para recopilar datos sobre la calidad del aire, concienciar sobre el medio ambiente e influir en el comportamiento.

En Europa, el 75 % de la población vive en comunidades urbanas, en los que la contaminación atmosférica plantea un problema sanitario cada vez mayor. Proteger la calidad del aire requiere una combinación de soluciones técnicas innovadoras y un cambio en el comportamiento de las personas. En el proyecto SOCIO-BEE, financiado con fondos europeos, se implicará a los científicos ciudadanos para hacer frente a la contaminación atmosférica en tres ciudades.

La abeja, la colmena y la miel

SOCIO-BEE no es un proyecto sobre abejas. El consorcio adoptó la metáfora de la colmena para presentar su estrategia de participación ciudadana. Las tres ciudades de prueba —Ancona, Maroussi y Zaragoza— son las colmenas. Las abejas reina, los zánganos y las obreras son los agentes implicados en la ciencia ciudadana, y la miel son los datos recopilados por los científicos ciudadanos. Las partes interesadas, como los responsables políticos y los grupos de acción, son los osos melíferos. Este concepto lúdico es algo más que una metáfora organizativa. El modelo de las abejas ofrece a los científicos ciudadanos una estructura divertida, amigable y acogedora para entender las actividades del proyecto.

Demografía e hipótesis

En todas las ciudades de prueba se aborda la calidad del aire, pero los detalles en cada una de ellas son diferentes. En Maroussi, el proyecto se centra en los viajeros pendulares. Los voluntarios recopilan datos para probar la hipótesis de que la calidad del aire varía a lo largo del día en relación con los patrones de tráfico. Los participantes no solo recopilan datos científicos pertinentes, sino que la actividad conciencia a los viajeros pendulares sobre su impacto sobre el medio ambiente. En Ancona, donde el 26 % de la población tiene más de 65 años, el objetivo es implicar a las personas mayores en el proyecto. En la prueba se pretende cartografiar la calidad del aire en varias zonas y, al mismo tiempo, animar a los residentes de más edad a adoptar un modo de vida más activo. La prueba de Zaragoza (de donde procede la foto que ilustra este artículo) se centra en inscribir a estudiantes para que participen como científicos ciudadanos. A través de la colaboración con tres instituciones, en el proyecto se estudia cómo repercuten los niveles de emisión en la calidad del aire.

Un nodo sensor portátil

Un elemento clave del proyecto consiste en la recopilación de datos. Anastasios Drosou, coordinador del proyecto, comenta: «En SOCIO-BEE se recopilan mediciones de contaminantes atmosféricos en las ciudades de prueba. Entre ellos se incluyen los gases NOx y COx y las partículas PM2,5 y PM10, así como la humedad y la temperatura». La recopilación se gestiona a través un nodo sensor portátil desarrollado por Bettair, empresa socia del proyecto. El nodo sensor comunica los datos de contaminación atmosférica al teléfono inteligente del usuario que, a continuación, envía los datos a la plataforma SOCIO-BEE. Drosou explica: «El teléfono inteligente ejecuta todo el conjunto de componentes de SOCIO-BEE. Permite al usuario buscar y seleccionar campañas, revisar las mediciones y acceder a los análisis visuales». Los drones también son esenciales para el trabajo del proyecto. Los voluntarios pueden volar sus drones sobre zonas de difícil acceso para, de este modo, medir la calidad del aire a altitudes mayores. En SOCIO-BEE también se ha desarrollado un novedoso clip para fijar el nodo sensor a cualquier tipo de dron.

Iteraciones de prueba

SOCIO-BEE se concibió para funcionar en dos iteraciones. En la primera se logró mejorar diversos materiales de incorporación. En la primera ronda de pruebas participaron 115 personas: 41 en Ancona, 39 en Maroussi y 35 en Zaragoza. La segunda ronda de pruebas tiene como objetivo alcanzar un total de 2 400 participantes al final del proyecto. Los primeros participantes han hecho comentarios positivos. Chrisanthe Theodorakopoulou, de Maroussi, nos habla de SOCIO-BEE: «El proyecto fue una experiencia única en mi región, con indicadores interesantes. Espero con emoción la información sobre el procesamiento de los datos y los resultados de las mediciones efectuadas». Al reunir a expertos en tecnología y comportamiento humano, SOCIO-BEE ha capitalizado el concepto de mente colmena del movimiento de la ciencia ciudadana. Las actividades desarrolladas en el marco del proyecto mejoran nuestras posibilidades de hacer frente con éxito a la contaminación atmosférica en las comunidades urbanas.

Palabras clave

SOCIO-BEE, contaminación atmosférica, ciencia ciudadana, nodo sensor portátil, Bettair, herramientas de ciencia ciudadana, sostenibilidad de la ciencia ciudadana

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