La eficiencia de una aeronave empieza con una altitud adecuada
«Conocer la altitud exacta de una aeronave podría ayudar a los pilotos y los controladores del tráfico aéreo a planificar aproximaciones, descensos y ascensos más eficientes».
La aviación es una fuente notable de gases de efecto invernadero, ya que es responsable del 2,5 % de las emisiones mundiales de CO2 vinculadas a la energía. Implantar aeronaves más ecológicas y fuentes de combustible sostenibles llevará tiempo. «Soluciones como los combustibles de aviación sostenibles y las aeronaves eléctricas propulsadas por hidrógeno o baterías se encuentran en sus primeras fases de desarrollo, y todavía pasarán varios decenios antes de lograr su implantación plena», comenta Tobias Bauer, investigador del Centro Aeroespacial Alemán (DLR, por sus siglas en alemán). Ante esta realidad, Bauer afirma que la mejor manera de avanzar es ayudar a los tipos de aeronaves existentes a evitar la generación innecesaria de CO2 y reducir las repercusiones climáticas no relacionadas con el CO2 de la aviación. Gracias al respaldo del proyecto Green-GEAR, financiado a través de la Empresa Común SESAR, Bauer dirige una iniciativa para lograr ambas cosas. «Al aumentar la eficiencia de la flota de aeronaves existente, esperamos contribuir a disminuir las repercusiones climáticas de la aviación a corto y medio plazo», explica Bauer.
Trazar una ruta hacia la sostenibilidad
Para el equipo del proyecto Green-GEAR, lograr que una aeronave sea más eficiente empieza por la altitud. Los investigadores estudian las consecuencias que tendría el paso de la altimetría barométrica convencional a una determinación geométrica de la posición más precisa, basada en datos satelitales, en la capacidad del espacio aéreo, la seguridad y el medio ambiente. «Conocer la altitud exacta de una aeronave podría ayudar a los pilotos y los controladores del tráfico aéreo a planificar aproximaciones, descensos y ascensos más eficientes, lo cual reduciría las emisiones, por no hablar del ruido, en las inmediaciones de los aeropuertos», agrega Bauer. La nueva tecnología podría posibilitar asimismo una menor separación vertical entre aeronaves que naveguen por el mismo espacio aéreo. «Ello permitiría a más aviones volar a su altitud preferida; un logro que no solo aumentaría la capacidad, sino que además tendría la ventaja medioambiental añadida de reducir el consumo de combustible», observa Bauer. Los investigadores también esperan estudiar si las tasas por el uso del espacio aéreo se podrían utilizar para incentivar un comportamiento ecológico. «Podría constituir una oportunidad para evitar desvíos por el mero hecho de ahorrar costes y recompensar comportamientos sostenibles, como evitar el espacio aéreo saturado o los puntos críticos del sistema climático», recalca Bauer. El trabajo del equipo del proyecto Green-GEAR tendrá un carácter exploratorio, lo que implica que los investigadores aún no aportarán soluciones listas para usar, sino que demostrarán ideas. «Partimos de cero, por lo que nuestros principales resultados serán conceptos operativos validados a través de seminarios prácticos, estudios computacionales y simulaciones rápidas; en cada uno de ellos se compararán nuestras ideas con el orden establecido en términos de viabilidad operativa, así como de su efecto sobre el medio ambiente y la seguridad», concluye Bauer.
Palabras clave
aviación, Empresa Común SESAR, sostenibilidad, neutralidad en carbono, gestión del tráfico aéreo, GTA, Pacto Verde, impacto ambiental, Horizonte Europa, Cielo Digital Europeo, emisiones, reducción