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Mitigar los efectos de la aviación en el cambio climático y viceversa

El equipo del proyecto AEROPLANE trabaja para reducir las emisiones perjudiciales de las aeronaves y, al mismo tiempo, mejorar la resiliencia frente al cambio ambiental del sector de la aviación.

«AEROPLANE ayudará a los controladores del tráfico aéreo a visualizar el efecto de las trayectorias de vuelo sobre el clima».

Carlo Abate, coordinador del proyecto AEROPLANE

La aviación está estrechamente relacionada con el clima. Las emisiones del transporte aéreo contribuyen al cambio climático y, a su vez, el cambio climático afecta a los viajes en avión. Los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, las ventiscas, los fuertes vientos y las precipitaciones intensas, pueden afectar al rendimiento de las infraestructuras y las aeronaves, provocando retrasos y cancelaciones. «Tradicionalmente, los conceptos de mitigación —del efecto de la aviación sobre el clima— y adaptación —de las operaciones e infraestructuras aeronáuticas para aumentar su resiliencia frente al cambio climático— se han investigado por separado, pero están muy entrelazados», comenta Carlo Abate, responsable del Área de Medio Ambiente y Energía de Deep Blue (Italia) y coordinador del proyecto AEROPLANE. En el proyecto AEROPLANE, financiado por la Empresa Común SESAR, los investigadores utilizan modelos informáticos y teóricos para estudiar el efecto y la resiliencia del sector de la aviación en relación con el cambio climático. También se creará un conjunto de herramientas para visualizar las predicciones de los modelos y ayudar a los controladores del tráfico aéreo, los gestores aeroportuarios, los fabricantes y las compañías aéreas a comprender mejor la repercusión de sus decisiones. «AEROPLANE ayudará a los controladores del tráfico aéreo a visualizar el efecto de las trayectorias de vuelo sobre el clima, por ejemplo, o indicará a los gestores aeroportuarios las consecuencias que pueden tener las altas temperaturas sobre las operaciones, de modo que puedan planificar contramedidas», explica Abate.

Entornos simulados

El equipo desarrollará un conjunto de métricas que combinen los efectos de las emisiones de CO2 y de otros gases distintos al CO2, y medirá el efecto que tienen en el clima las estelas de condensación que se forman dentro de los cirros; una contribución de la aviación al cambio climático que nunca antes se ha cuantificado. En AEROPLANE también se creará un conjunto de servicios para evaluar los efectos de las olas de calor en la reducción del rendimiento de las aeronaves y en el ruido en las zonas circundantes. «Una solución obvia al problema de la temperatura sería posponer los vuelos hasta la noche, cuando el aire es más fresco», agrega Abate. No obstante, los vuelos nocturnos suelen tener un mayor efecto de calentamiento sobre el clima, ya que las estelas de condensación que se forman a última hora de la tarde atrapan la radiación emitida por la Tierra. «Por tanto, no es una buena solución», apunta Abate. Los resultados se validarán en un ejercicio al final del proyecto. Los miembros del comité asesor emplearán el conjunto de herramientas en un entorno simulado, pero realista, y evaluarán cómo se pueden utilizar las predicciones de las herramientas para fundamentar sus procesos de toma de decisiones. «Uno de los puntos fuertes de AEROPLANE es su planteamiento centrado en las partes interesadas —afirma Abate—. Nuestro objetivo es aportar resultados innovadores y científicamente convincentes, pero queremos asegurarnos de que responden a las necesidades reales de las partes interesadas en la aviación».

Palabras clave

aviación, Empresa Común SESAR, sostenibilidad, neutralidad en carbono, gestión del tráfico aéreo, GTA, Pacto Verde, impacto ambiental, Horizonte Europa, Cielo Digital Europeo, emisiones, reducción