Estimular a los ciudadanos europeos hacia la eficacia energética
Para que Europa alcance su ambicioso objetivo de ser el primer continente climáticamente neutro, los ciudadanos deben ser más conscientes de su consumo de energía y, en última instancia, desarrollar hábitos más eficientes. Sin embargo, las intervenciones actuales siguen a menudo un modelo de «talla única» y parecen tener una eficacia limitada para impulsar el cambio a largo plazo. «Los métodos tradicionales para fomentar la eficacia energética se diseñan a menudo con conocimientos parciales sobre cómo interactúan entre sí las distintas intervenciones, y con pruebas contrastadas sobre su eficacia, como resultado de pruebas escasas en condiciones reales», explica Filippos Anagnostopoulos, experto principal del Instituto de Política Energética y Climática Europea, y coordinador del proyecto NUDGE. El equipo del proyecto NUDGE aprovechó la ciencia del comportamiento para diseñar y probar sutiles intervenciones de estimulación destinadas a fomentar hábitos de ahorro energético. Por ejemplo, que los usuarios sepan lo que hacen sus vecinos o compañeros, o que cambien la configuración por defecto de los dispositivos energéticos. El trabajo consistió en un análisis en profundidad de los consumidores mediante encuestas y ensayos controlados aleatorios en cinco países de la Unión Europea (UE): Alemania, Bélgica, Croacia, Grecia y Portugal. El variado campo de pruebas abarcaba edificios de viviendas, comunidades energéticas y escuelas, que representaban una variedad de escenarios de uso de la energía, demografía y entornos socioeconómicos. «La investigación llevada a cabo en NUDGE allana el camino para la integración de los estímulos conductuales en los marcos políticos, al potenciar tanto a gobiernos como a entidades privadas para tomar decisiones informadas», afirma Anagnostopoulos.
Pequeños impulsos, grandes cambios
Para comprender el impacto en el mundo real, en NUDGE se profundizó en la psicología individual y los factores contextuales que influyen en el consumo energético. El equipo creó perfiles de usuario detallados que pueden ayudar a personalizar mejor los estímulos y realizó experimentos para evaluar su eficacia. Lo lograron utilizando encuestas, opiniones de los usuarios y datos de tecnologías de sensores modernas, como contadores inteligentes, aplicaciones móviles y sensores de calidad del aire, todo ello aplicado en entornos reales. Los resultados mostraron que los estímulos interactivos permitían ahorrar hasta un 4 % de energía en algunos entornos, y hasta un 16 % en un subconjunto específico que utilizaba ajustes automatizados. Sin embargo, el equipo del proyecto también reveló limitaciones cruciales. La eficacia de los estímulos no fue universal y, en algunos grupos, los efectos fueron insignificantes o incluso contradictorios.
Más allá del laboratorio: limitaciones de los estímulos en el mundo real
En el proyecto NUDGE se pusieron de manifiesto varias limitaciones clave de los estímulos en entornos reales. En primer lugar, existen prioridades contrapuestas, ya que los hogares suelen dar prioridad a otras actividades cotidianas sobre el control de las aplicaciones de consumo energético. Las fluctuaciones estacionales, como las vacaciones, alteran los esfuerzos de ahorro energético, ya que cambian las rutinas y las pautas de consumo. Factores externos como el clima también pueden influir significativamente en el consumo energético, lo que limita la eficacia de los estímulos. En la investigación también se identificaron factores más allá del comportamiento individual que pueden obstaculizar la eficacia de los estímulos. Por ejemplo, la falta de adecuación de los incentivos reglamentarios puede anular la influencia de los estímulos, como ocurre cuando la normativa ofrece incentivos financieros más fuertes para determinados comportamientos.
Utilizar estrategias de estímulos personalizadas
Los resultados pusieron de manifiesto varias ideas clave sobre los estímulos conductuales personalizados en materia de eficacia energética. Para que los estímulos sean eficaces, deben estar claramente vinculados a los comportamientos específicos de ahorro energético sobre los que pretenden influir. Los responsables políticos también deben asegurarse de que las campañas de estímulos complementen, en lugar de contradecir, las normativas y los mecanismos de mercado existentes. «Es importante detectar posibles conflictos para que los estímulos funcionen a la perfección», añade Anagnostopoulos. En el proyecto se hizo hincapié en la importancia de los «estímulos por defecto», que requieren un esfuerzo mínimo por parte del usuario. Establecer automáticamente una opción (en los ajustes de carga de los vehículos eléctricos, por ejemplo) puede incitar a los consumidores a adoptar hábitos más eficientes sin necesidad de un compromiso activo. Y lo que es más importante, el equipo de NUDGE subrayó el papel fundamental de proporcionar a los consumidores información inmediata sobre su consumo energético. «Al visualizar los datos de consumo a través de las aplicaciones o las pantallas de los contadores inteligentes, las personas pueden tomar decisiones informadas y ajustar su comportamiento en consecuencia», señala Anagnostopoulos.
Palabras clave
NUDGE, energía, eficacia, estímulos, ciencia del comportamiento, neutralidad climática, personalizado, estrategias