Innovación en algas: alternativas sostenibles que emergen de los mares y aguas europeos
Las algas son un recurso subestimado. Desde las imponentes algas marinas hasta las diminutas microalgas, estos organismos pueden cultivarse en hábitats marinos y de agua dulce, estanques o fotobiorreactores. Las algas pueden ser muy productivas y algunas pueden aprovechar el nitrógeno atmosférico para crecer rápidamente. Las microalgas, en particular, pueden producirse con diversos métodos, desde sistemas abiertos que utilizan la luz solar hasta biorreactores cerrados que funcionan mediante un proceso de fermentación. Pueden producirse en grandes cantidades en tierras no aptas para la producción agrícola y requieren una fracción del agua necesaria para los cultivos terrestres, e incluso pueden cultivarse con aguas residuales como parte de un proceso de biorremediación. Las macroalgas, también conocidas como algas marinas, absorben del océano una serie de nutrientes inorgánicos presentes en exceso, como el nitrógeno y el fósforo, así como otros compuestos como el carbono, con lo que se reduce la acidificación de los océanos. Pueden cultivarse en el mar o en tierra, en estanques, invernaderos y sistemas de canales. A medida que aumenta la demanda de alimentos y productos sostenibles, las algas ofrecen una forma sostenible de suministrarlos al tiempo que se reducen los efectos sobre el medio ambiente. La Estrategia «De la Granja a la Mesa» apoya el papel de las algas en la transición a las proteínas vegetales y su contribución a un sistema alimentario sostenible. El uso de algas podría reducir la presión sobre la biomasa vegetal derivada de la agricultura y silvicultura. Consumidas como alimento, son bajas en grasa y ricas en fibra, proteínas y micronutrientes. El cultivo de algas también puede contribuir a alcanzar los objetivos de la Unión Europea (UE) en materia de descarbonización, contaminación cero, circularidad, preservación y restauración de la biodiversidad, protección de los ecosistemas y desarrollo de servicios medioambientales. En las Directrices estratégicas para una acuicultura de la UE más sostenible y competitiva se subraya la necesidad de fomentar el cultivo de algas como forma de contribuir a los objetivos del Pacto Verde Europeo. Además, en la Estrategia Europea de Bioeconomía y la Estrategia para un «crecimiento azul» se subraya el potencial de las algas, mientras que en la reciente Comunicación titulada «Hacia un sector de las algas en la UE sólido y sostenible» se pretende impulsar la investigación, facilitar el acceso al mercado y aumentar el conocimiento y la aceptación de los productos derivados de las algas por parte de los consumidores. La investigación y la inversión, incluido el programa Horizonte, desempeñan un papel crucial a la hora de aportar las innovaciones necesarias para mejorar la producción y valorización de las algas. Los proyectos presentados en este Pack abarcan una amplia gama de aplicaciones, entre las que se incluyen los conocimientos fundamentales sobre el papel de las algas en el ciclo del carbono, el desarrollo de sistemas de producción de algas nuevos y mejores, el uso de algas en la biorremediación y el suministro de productos como piensos, productos farmacéuticos, cosméticos, envases de yogur y mucho más. El apoyo a la innovación en el campo de las algas continúa en Horizonte Europa y otros programas de financiación, como elFondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura, que apoya proyectos como ALGAENAUTS, KELP-EU, ULVA FARM y Seafood Algternative. Los biorreactores a escala piloto de los proyectos ALEHOOP, Biosolar Leaf y Cyanobacteria demostraron satisfactoriamente la viabilidad de las proteínas vegetales sostenibles, mientras que en las instalaciones desarrolladas en el marco de MULTI-STR3AM y AlgaeCeuticals se utilizaron microalgas para producir compuestos farmacéuticos y cosméticos. En cuanto a las algas en el medio ambiente, el equipo de MARINEGLYCAN está mejorando nuestra comprensión de cómo los océanos capturan CO2 en biomoléculas de algas, mientras que en el proyecto e-shape se utilizaron imágenes de observación de la Tierra para proteger los entornos costeros de la proliferación de algas. El equipo del proyecto ASPIRE mejoró los conocimientos necesarios para el cultivo comercial del alga dulse. En el proyecto FLEXI-GREEN FUELS se logró convertir residuos leñosos en biocarburante sostenible y nutracéuticos, en NENU2PHAR se demostró que las algas pueden ofrecer una alternativa a los plásticos a base de combustibles fósiles y en WWTBP-by-Microalgae se demostró un sistema de biorremediación que produce biocombustible y pigmento azul como flujo secundario.