Cómo pueden acelerar los hogares la transición a la energía renovable
La Comisión Europea respalda varios objetivos climáticos y energéticos ambiciosos con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y descarbonizar la economía, algo que se hace patente en el Pacto Verde Europeo. Con todo, los resultados no se están materializando al ritmo y la escala necesarios para acelerar la transición energética. Para ello es necesario un cambio más acusado, que demanda la cooperación entre gobiernos, empresas, comunidades y hogares.
De la concienciación sobre el cambio climático a la acción
Cuestionar los valores sociales, las percepciones y los hábitos relacionados con el uso doméstico de energía desempeña un papel esencial para reducir el consumo energético. El proyecto financiado con fondos europeos ENERGISE llevó a cabo un experimento para reducir el consumo energético en más de trescientos hogares de ocho países. Los objetivos eran reducir la temperatura interior a un máximo de 18 °C y reducir a la mitad la cantidad de ciclos de lavado durante un período de cuatro semanas para cada reto. «Los resultados de nuestro método de laboratorio viviente en materia de energía revelaron que reducir la temperatura interior en un 1 °C en invierno conlleva un ahorro energético de aproximadamente el 6 %. Poner una lavadora menos a la semana en los hogares suizos durante un año supondría un ahorro de aproximadamente trece millones de metros cúbicos de agua, diez millones de litros de detergentes para la colada y el consumo eléctrico anual equivalente a noventa mil hogares. Un hallazgo clave es que todos estos ahorros son posibles sin comprometer la conveniencia y la comodidad», comenta Gay Goggins, coordinador del proyecto. En determinadas situaciones, las reducciones fueron mucho más significativas y los cambios en el patrón de conducta energética perduró durante tres meses tras iniciar los retos. «Nuestro estudio pone de manifiesto que la reducción del uso de energía es posible cuando se les da a las personas el tiempo, el espacio y los medios para reflexionar sobre sus conductas cotidianas. Los experimentos pueden cuestionar las normas y suposiciones aceptadas tácitamente y que sustentan las prácticas actuales, así como animar a las personas a hacer las cosas de otra manera», añade Goggins.
Enfoques de «tecnología inteligente» centrados en las personas
Los hallazgos del proyecto plantean además que es más probable que las personas respondan positivamente al ahorro de energía al mantener su influencia en su confort térmico en lugar de depender de edificios inteligentes o sistemas de calefacción invisible que limitan la intervención humana. Del mismo modo, el diseño de las lavadoras tiene que favorecer la transparencia en el uso de energía y agua en los programas de lavado. Los usuarios necesitan navegar fácilmente entre programas y, por lo tanto, sentir que pueden influir en su huella ambiental.
Un efecto significativo y duradero
El trabajo del proyecto será fundamental en el diseño de políticas y programas que tengan como objetivo facilitar la transición a una sociedad hipocarbónica. Aumentar la concienciación sobre el cambio climático y sus efectos negativos, o simplemente crear tecnologías energéticas más eficientes, no es suficiente para animar a las personas a actuar. ENERGISE corroboró que involucrar y empoderar a las personas para que hagan las cosas de otra manera tiene un efecto significativo en su consumo energético. «Diseñar una iniciativa que tuviera en cuenta la diversidad de los hogares en países diferentes con culturas, normas sociales y expectativas dispares, así como sistemas energéticos y acuerdos materiales distintos constituyó un reto, pero también sumamente interesante. Demostró cómo las cosas que se dan por sentado o se consideran “normales” en un sitio pueden ser “ajenas”, extremas o inaceptables en otro», concluye Goggins.
Palabras clave
ENERGISE, hogares, consumo energético, laboratorios vivientes en materia de energía, cambio climático, ahorro de energía, colada