Desencadenar las fuerzas sociales que determinan las elecciones y la conducta de los consumidores en materia de energía
Las preocupaciones cada vez mayores sobre el cambio climático están favoreciendo que gobiernos, proveedores de energía e industrias de todo tipo lleven a cabo inversiones audaces en tecnologías eficaces en materia energética. Si bien muchas inversiones están permitiendo a los consumidores gestionar su consumo energético de manera más activa y eficaz, existen varios obstáculos que menoscaban una adopción generalizada de estas tecnologías. Las elecciones de los consumidores son complejas y no siempre basadas en consideraciones o conductas racionales. El proyecto financiado con fondos europeos ECHOES reunió a científicos sociales y agentes del mercado energético para estudiar las razones que subyacen a la naturaleza impredecible de la toma de decisiones de las personas. Para responder a estas preguntas, los socios del proyecto entrevistaron a varios miles de ciudadanos europeos, realizaron múltiples estudios de casos y analizaron miles de documentos.
Un enfoque de «colectivos energéticos»
ECHOES empleó el innovador concepto teórico de colectivos energéticos, que evalúa las opciones energéticas de los consumidores a micro, meso y macroescala. «ECHOES abordó tres perspectivas diferentes, a saber: cómo toman las personas las decisiones relacionadas con la energía; qué función desempeña la cultura local o el estilo de vida en nuestras decisiones energéticas; y cuáles son las diferencias en las decisiones que toman las personas y las empresas o los grupos de interés», comenta Christian Klöckner, coordinador del proyecto. El objetivo consistió en analizar la repercusión de los colectivos energéticos en las tecnologías inteligentes en materia de energía (por ejemplo, contadores inteligentes), la movilidad eléctrica y los edificios eficaces en materia de energía. Los socios del proyecto realizaron estudios de casos en cinco países europeos para investigar la manera en que los acontecimientos históricos podrían influir en la cultura energética de una sociedad. Para ello, concibieron el concepto de «memorias energéticas», que relaciona las culturas energéticas actuales con las memorias colectivas. «El concepto de memorias energéticas ofrece una comprensión extraordinaria de las culturas energéticas y ayuda a identificar las fisuras de la cultura energética (situaciones de inestabilidad de la cultura energética) sobre las que los responsables políticos pueden actuar de manera específica para influir en las culturas energéticas predominantes», agrega Klöckner.
Conclusiones principales del estudio
El proyecto divulgó muchos hallazgos curiosos. Por ejemplo, descubrió que la mayoría de los documentos políticos asumían que las personas carecen de información para tomar las decisiones correctas y que la economía rige las decisiones de las personas. Los resultados revelaron asimismo que nuestra respuesta emocional a los proyectos energéticos condiciona nuestras elecciones, sobre todo en el caso de los hombres. Las personas también son más propensas a invertir en energía renovable cuando dicha oportunidad aparece en su ciudad. Es más, las personas suelen participar en iniciativas de energía renovable si sus acciones son visibles en las redes sociales. Otro hallazgo curioso es que las empresas y las organizaciones tienen que bregar más que los individuos con los cambios de la legislación energética. Estos son solo algunos ejemplos de los resultados de ECHOES que ponen de manifiesto que las políticas tienen que hacer algo más que ofrecer información e incentivos económicos para acelerar la transición de Europa hacia una economía hipocarbónica.
Recomendaciones políticas consistentes
«ECHOES proporciona además tres recomendaciones políticas generales que pueden guiar casi cualquier esquema de regulación energética orientado al consumidor a nivel de gobernanza», señala Klöckner. Los responsables políticos podrían reducir las trabas normativas, jurídicas y procedimentales que afrontan los consumidores al unirse a programas energéticos. Para fortalecer sus procesos de elaboración de políticas, podrían emplear herramientas de recopilación de datos y supervisar la puesta en práctica de políticas con indicadores clave del rendimiento que también tuvieran en cuenta aspectos sociales. En último lugar, las políticas tienen que dirigirse a colectivos específicos y grupos individuales con necesidades y características similares a fin de aumentar la aceptación de las políticas. «La puesta en práctica de estas recomendaciones en normativas y políticas energéticas podría mejorar enormemente la repercusión y la aceptación de las políticas energéticas y climáticas», concluye Klöckner.
Palabras clave
ECHOES, energía, social, elecciones energéticas, colectivos energéticos, economía hipocarbónica, memorias energéticas, recomendaciones políticas