Sistemas de deportación, nuevas perspectivas para los debates público y político
Muchos países en todo el mundo han realizado inversiones considerables en la creación de sistemas de deportación eficaces. Sin embargo, la ejecución de estos sistemas no siempre ha generado los resultados deseados, y las discrepancias entre las políticas y las prácticas reales de deportación son patentes. El proyecto DEPORT REGIMES se propuso mejorar la comprensión de la sociedad de estos sistemas. «Para ello, estudiamos los sistemas de deportación reales en la práctica», explica Barak Kalir, coordinador del proyecto. «No tanto las normas y los reglamentos cambiantes y las políticas a escala europea o de los Estados miembros, sino cómo se ejecutan realmente los sistemas de deportación, cómo actúan, qué piensan y opinan los encargados de ponerlos en práctica».
Funcionamiento diario
El equipo de investigadores estudió y comparó cómo funcionan realmente los sistemas de deportación de cuatro países, a saber: Ecuador, España, Grecia e Israel. En el trabajo realizado, se tuvieron muy en cuenta las prácticas, motivaciones y cosmovisiones de los agentes gubernamentales rasos y los agentes de la sociedad civil que participan en el proceso cotidiano de la deportación. «Conocemos bastante bien las políticas y las personas a las que atañen estas políticas, pero se sabe mucho menos sobre los que las ejecutan», añade Kalir. «Este tipo de investigaciones se propone eliminar lagunas de conocimientos en cuanto a lo que ocurre sobre el terreno cuando se aplican las políticas de deportación».
Lecciones aprendidas
De los resultados del proyecto destaca la falta de retroalimentación que recibe el sistema de deportación de lo que ocurre sobre el terreno. «Si nos atenemos al objetivo formal de los sistemas de deportación y a la enorme inversión que se les destina, los resultados que cabría esperar serían la expulsión, voluntaria o forzada, de los categorizados como ilegales en un territorio soberano. No obstante, estos tipos de sistemas están fallando estrepitosamente a la hora de conseguir sus objetivos». La razón puede ser que los que trabajan sobre el terreno se encuentran muchos escollos en su aplicación. «La puesta en práctica es, por muchas razones de índole ética y emocional, entre otras, mucho más problemática de lo que los legisladores pueden pensar», confirma Kalir, a lo que añade: «El sistema, tal y como funciona ahora en el marco político, no revierte en los procesos decisorios a escala política». Además, el proyecto investigó la función de los agentes de la sociedad civil en los sistemas de deportación. «Nos hemos percatado que muchas ONG y otras organizaciones arraigadas en la sociedad civil contribuyen o comparten parte del trabajo de la administración en el proceso de deportación mediante programas de devolución voluntaria o asistida». «En el proyecto también descubrimos que la idea de que, en los sistemas de deportación, "los malos", como la policía, están todos del lado de la administración, y "los buenos",en el de la sociedad civil, es muy estereotípica», subraya Kalir. «Algunos agentes de la sociedad civil son complacientes con los sistemas de deportación y algunas de las partes administrativas intentan mitigar la dureza de las políticas».
De cara al futuro
El trabajo sobre las deportaciones seguirá en marcha. Kalir concluye: «En colaboración con varios colegas hemos puesto en marcha un nuevo proyecto de Horizonte 2020 titulado Advancing Alternative Migration Governance en el que analizamos alternativas a la deportación y exploramos formas distintas de poner en práctica sobre el terreno las políticas migratorias de manera más eficaz y humana». El proyecto buscará modos de determinar cómo se aplican estos tipos de políticas sobre el terreno.
Palabras clave
DEPORT REGIMES, deportación, sistemas de deportación, agentes de la sociedad civil, políticas sobre deportación, migración
