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Materiales nuevos para reducir la energía incorporada de los edificios

La industria de la construcción registra uno de los mayores consumos de energía y materias primas. Además, genera un porcentaje elevado de las emisiones de gases de efecto invernadero. La Unión Europea apoya investigaciones sobre materiales de construcción nuevos e innovadores que ayudarán a este sector a reducir su huella de carbono.

La producción de hormigón genera unas emisiones de dióxido de carbono (CO2) que suponen, nada más y nada menos, el cinco por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Otros materiales de construcción no se quedan atrás: la fabricación de acero, ladrillo y plástico consume gran cantidad de energía, y las menas y los minerales con que estos se obtienen se extraen de la tierra mediante procesos que también comportan un gran consumo energético (minería, trabajos en cantera y perforación). Ante esta situación, se están realizando investigaciones apoyadas por la UE cuya finalidad es desarrollar nuevas tecnologías y materiales que reduzcan al mínimo la llamada «energía incorporada» de los edificios para que sean más sostenibles. El concepto se refiere a la suma total de la energía necesaria para obtener determinado material, desde su fuente hasta su elaboración. Dicha reducción de energía incorporada se puede conseguir de múltiples maneras, como se puede observar en toda una batería de proyectos subvencionados por la UE. Por ejemplo, el hormigón se puede obtener, parcialmente, a partir de materias primas secundarias como residuos municipales sólidos, plásticos usados, aparatos eléctricos y espuma de poliuretano, según ha demostrado uno de esos proyectos. En algunos casos, el hormigón se puede reemplazar con resinas y materiales compuestos de origen biológico que se obtienen de fuentes y residuos agrícolas, y también de tallos de plantas duras como el lino y el yute. Por otro lado, se están desarrollando tipos nuevos de cemento a partir de aglutinantes bajos en carbono que sustituyan a las variedades tradicionales, por ejemplo la Portland. CO2 con los nuevos aglutinantes son inferiores dado que contienen menos calcio y, en consecuencia, precisan menos piedra caliza. A partir de estos aglutinantes puede crearse una nueva generación de materiales de construcción basados en el hormigón que reduzcan en un treinta por ciento la energía incorporada, abaraten los costes en un quince por ciento y mejoren en un veinte por ciento las propiedades aislantes. Y las ventajas de estos nuevos componentes no se limitan a reducir la huella de carbono del sector de la construcción. Ofrecen mejores prestaciones que los materiales tradicionales y la misma resistencia y resultan más económicos. Hay indicios de que podrían ser más resistentes al fuego, poseer más impermeabilidad, ser mejores aislantes acústicos y térmicos y crear una atmósfera en interiores más saludable al no generar compuestos volátiles. Este Results Pack de CORDIS reúne algunos de los últimos adelantos que han sido posibles gracias a la financiación concedida por la Unión Europea en este campo. Entre las entidades asociadas al proyecto hay empresas europeas dedicadas a la construcción, así como laboratorios, universidades e institutos de investigación.