Alcanzar el corazón del núcleo terrestre.
Un equipo franco estadounidense de científicos ha disipado dudas sobre los procesos que tienen lugar en el mismísimo corazón de nuestro planeta. Los descubrimientos aumentan nuestro conocimiento sobre cómo interactúan las diferentes capas de la Tierra entre ellas. El núcleo del planeta también es importante pues es ahí donde se genera el campo magnético. El trabajo, financiado en parte por la UE, se publicó en el último número de la revista Nature. Una bola de hierro de unos 2.400 metros de diámetro reside en el núcleo interno de la Tierra. Los análisis han revelado que no es simétrica. En el hemisferio oriental las ondas sísmicas viajan con relativa rapidez mientras que en el occidental se mueven más rápido y tienen comportamientos distintos dependiendo de la dirección en la que viajen. Hasta ahora, las razones de esta asimetría suponían un misterio. En este último trabajo de investigación, los científicos sugieren que podría deberse a variaciones termoquímicas en el manto terrestre que se transfieren a través del núcleo externo líquido al núcleo interno. La capa de la tierra por debajo de la corteza se conoce como el manto. Esta capa pierde calor por la corteza y toma calor del núcleo externo de la Tierra. Al mismo tiempo el núcleo externo pierde calor hacia el manto. Además pierde calor más rápidamente en zonas en las que el manto es más frío en comparación con otras zonas donde en manto es más caliente. Al igual que la atmósfera, el núcleo terrestre está sometido a la fuerza de Coriolis provocada por la rotación de la Tierra, y las diferencias de temperatura lateral elevan los «vientos termales», parecidos a los que existen en las zonas de costa. De acuerdo con los investigadores, estos vientos termales son responsables de la «doble cara» del núcleo interno. En resumen, la investigación subraya la manera en la que interaccionan las distintas capas de la tierra, y cómo el núcleo externo actúa como un intercambiador entre lo que ocurre en el manto y en el núcleo interno. Esta investigación contó con apoyo comunitario en forma de una beca intraeuropea Marie Curie.
Países
Francia, Estados Unidos