Encontrada una nueva debilidad en la malaria
Los investigadores europeos llevan mucho tiempo intentando dar una respuesta a la malaria, una enfermedad potencialmente mortal cuya propagación todavía no se ha detenido en los países en desarrollo. Ahora, una nueva investigación ha esclarecido uno de los trucos que utiliza la enfermedad para camuflarse del sistema inmunológico. Esta artimaña se desveló en la investigación que dirigió Matthew Higgins, del Departamento de Bioquímica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), cuyos resultados aparecen publicados en la publicación Journal of Biological Chemistry. La malaria es quizá una de las enfermedades parasitarias más mortíferas y, según algunos investigadores, es responsable de la muerte de dos millones de personas al año. En varios de los países en desarrollo donde está más extendida, algunas personas han desarrollado una inmunidad parcial a la malaria después de sufrir múltiples episodios de esta enfermedad. Desafortunadamente para ellos, esta inmunidad parcial no supone una protección. Al contrario, la enfermedad es capaz de imitar o utilizar esta inmunidad para esconderse de manera eficaz de los fármacos que han sido diseñados para erradicar su presencia. Como resultado, la enfermedad se protege y la infección se prolonga. Esto puede conducir a la aparición de una forma más virulenta de enfermedad ya que las células infectadas acaban por acumularse en el cerebro durante la malaria cerebral. Las placentas de las mujeres embarazadas son también particularmente susceptibles a la malaria ya que aportan a la enfermedad un nuevo objetivo para adherirse a los hematíes infectados. Se calcula que la malaria provoca la muerte de entre 75.000 y 200.000 fetos al año y, además, reduce el peso al nacer de otros muchos más bebes. El parásito de la malaria, o plasmodium, se transmite a las personas a través de mosquitos infectados. Una vez dentro del receptor humano, los parásitos se mueven inmediatamente atacando a las células que se encuentran en el hígado. Tras este primer ataque, se desplazan a los hematíes para multiplicarse y esperar a que el próximo mosquito continúe el ciclo. El Dr. Higgins estudió la proteína de la malaria, llamada PfEMP1 (proteína 1 de la membrana del eritrocito del Plasmodium falciparum), que se encuentra en la superficie de los hematíes infectados, y descubrió una región variable de esta proteína que abarca la sección de la proteína responsable de adherir los hematíes a la pared de la placenta. Conforme se aproxima a la pared la siguiente oleada de hematíes infectados, esta región variable se desplaza y, durante un tiempo muy reducido aparece la región cubierta, o lugar de anclaje, lo que permite a las células infectadas adherirse. Como resultado de este descubrimiento, se han desarrollado nuevos fármacos para atacar y explotar esta debilidad. Los productos farmacéuticos que imitan el sulfato de condroitina y ponen al descubierto esta región podrían constituir un enfoque perfectamente viable que puede acelerar la inmunidad del cuerpo. Como resultado del estudio, el Dr. Higgins es capaz de sugerir un modelo de cómo esta parte de la proteína contribuye a que el parásito evite la respuesta inmune, información que ayudará en el futuro a orientar el desarrollo de fármacos y vacunas. Su trabajo contribuyó en parte por las imágenes obtenidas por la instalación europea de radiación sincrotrónica (ESRF).
Países
Reino Unido