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Poniendo en la palestra las enfermedades desatendidas

«Es hora de poner en la palestra las enfermedades desatendidas y ofrecer una esperanza real a aquellas personas que las sufren y que, con demasiada frecuencia, mueren a causa de ellas». Este fue el llamamiento que dirigió el eurodiputado del Reino Unido, John Bowis, a los repr...

«Es hora de poner en la palestra las enfermedades desatendidas y ofrecer una esperanza real a aquellas personas que las sufren y que, con demasiada frecuencia, mueren a causa de ellas». Este fue el llamamiento que dirigió el eurodiputado del Reino Unido, John Bowis, a los representantes de los gobiernos, las empresas farmacéuticas y las organizaciones sin ánimo de lucro que asistieron a la primera jornada de la conferencia internacional sobre enfermedades infecciosas desatendidas (NIDs) celebrada en Bruselas el 8 de noviembre. Úlcera de Buruli, dengue, leishmania, ceguera de los ríos, esquistosomiasis, la enfermedad del sueño y la enfermedad de Chagas son solamente algunas de las enfermedades infecciosas que devastan actualmente poblaciones enteras en los países en vías de desarrollo. Se dice que estas enfermedades son «desatendidas» porque, a pesar de ser la causa de aproximadamente 500.000 muertes y de millones de discapacidades cada año, menos del 10% de los fondos de investigación biomédica del mundo se destinan a ellas. Entre 1975 y 1991, de los 1.393 nuevos medicamentos que llegaron al mercado, sólo 13 fueron aprobados para tratar enfermedades tropicales. En cuanto a los medicamentos disponibles actualmente, algunos de ellos se consideran altamente tóxicos, ineficaces o difíciles de administrar. «Este es un desequilibrio con el que no podemos vivir», declaró el señor Bowis, portavoz de salud del Grupo del Partido Popular Europeo (PPE). El eurodiputado señaló estos desequilibrios en su informe parlamentario de 2005, dando así un nuevo ímpetu al debate sobre las consecuencias de estas enfermedades e incitó a la Comisión Europea a organizar una conferencia sobre los asuntos en cuestión. Una gran parte de la financiación y el apoyo para enfermedades infecciosas se ha destinado en los últimos años a las tres principales enfermedades infecciosas mortales: VIH/SIDA, malaria y tuberculosis. «La comunidad internacional hace bien centrándose en la prevención y el tratamiento de estas enfermedades», declaró el señor Bowis. «Pero al hacerlo no debería olvidar que al menos mil millones de personas, una sexta parte de la población mundial, padecen una o más enfermedades tropicales desatendidas». La carga económica de estas enfermedades, algunas de las cuales refuerzan el SIDA y la tuberculosis, es incalculable». A pesar de que se presenta un reto algo desalentador, se han alcanzado algunos logros con respecto al tratamiento del problema y la sensibilización acerca de la necesidad de más investigación y desarrollo. En 1975, varias organizaciones, incluidas UNICEF, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre otras, se reunieron con gobiernos, fundaciones y empresas para establecer un programa especial de desarrollo y formación en enfermedades tropicales (TDR), que hasta la fecha ha puesto en el mercado seis medicamentos para tratar algunas de estas enfermedades. En 2003 se creó la iniciativa «Medicamentos para enfermedades desatendidas» (DNDi) con el fin de desarrollar medicamentos y otras herramientas sanitarias para personas que sufren enfermedades que quedan fuera del ámbito de investigación y desarrollo (I+D) orientados al mercado, porque no suponen rentabilidad para el mercado. Se estima que el desarrollo de estos medicamentos en los próximos 10 años costará aproximadamente 250 millones de euros. «Se ha progresado pero creo que necesitamos un nuevo sentido de la urgencia para una amplia gama de enfermedades si lo que queremos es liberar de la carga real de estas enfermedades a las economías y personas de países con ingresos bajos y garantizar que el requisito previo para una economía saludable es la salud humana», alegó el señor Bowis. Dirigiéndose a la Comisión Europea, el señor Bowis dio el visto bueno a los esfuerzos destinados a proporcionar más apoyo a la investigación para la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades infecciosas desatendidas. Destacó el importante trabajo llevado a cabo por el programa de cooperación científica internacional (INCO) de los V y VI Programas Marco (VPM y VIPM), que han financiado conjuntamente más de 50 proyectos sobre enfermedades desatendidas en los que participaron socios públicos y privados de países desarrollados y en vías de desarrollo por valor de 70 millones de euros. De hecho, INCO ha sido uno de los pocos programas internacionales de financiación de investigación que proporciona apoyo sostenido para ocuparse de enfermedades específicas así como de sistemas sanitarios y de temas relacionados con los servicios sanitarios de control de enfermedades. El señor Bowis aprobó también la referencia explícita que se hizo en el VIIPM a las enfermedades desatendidas y el énfasis que puso el programa en la «investigación transnacional» que, en su opinión, fue precisamente el tipo de investigación que se necesitaba para convertir en medicamentos empaquetados y distribuidos una gran cantidad de investigación científica, realizada en institutos y universidades a través de proyectos de I+D de ensayos clínicos. A las declaraciones sobre el VIIPM, el eurodiputado añadió que la Comisión podría pensar en ampliar el ámbito del Programa Conjunto de Europa y Países en Desarrollo sobre Ensayos Clínicos (EDCTP), que trabaja actualmente en el desarrollo de nuevos y mejores medicamentos y vacunas para el VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis, con el fin de incluir en dicho ámbito algunas de las enfermedades desatendidas. «Debemos acentuar la «D» en el término I+D», declaró el señor Bowis. «[...] las políticas han tendido a centrarse en cómo poner en marcha la investigación pero a menudo han dejado de apoyar el desarrollo». Es necesario poner más énfasis en iniciativas en las que participen socios tanto públicos como privados. «Debemos aprovechar lo mejor del sector público (en la «I») con lo mejor del sector privado (en la «D») y aplicar modelos satisfactorios a la mayoría de las enfermedades desatendidas», añadió. Pero tiene poco sentido comercializar medicamentos a menos que se cuente con sistemas e infraestructuras sanitarios. «Los sistemas sanitarios de muchos países en vías de desarrollo se han quedado sin recursos», declaró el señor Bowis subrayando la necesidad que tienen los propios países de invertir más y la comunidad internacional de complementar esto con apoyo a largo plazo y apoyo técnico, incluida la formación de trabajadores sanitarios a nivel local. También sería necesario tratar los problemas relacionados con el acceso a los medicamentos, tales como las políticas de fijación de precios nacionales e internacionales, la tributación y la aplicación de los derechos de propiedad intelectual. En cuanto a la fijación de precios, el señor Bowis hizo referencia a la sugerencia realizada recientemente por Pascal Lamy, Director General de la Organización Mundial del Comercio, para que los países en vías de desarrollo se sirvan de sus derechos en el ámbito del acuerdo sobre TRIPS (aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio) para emitir licencias obligatorias para medicamentos para enfermedades mortales, ya que ningún país lo había hecho todavía. «Sólo esta amenaza podría aumentar la presión sobre las empresas farmacéuticas para que redujeran los precios». En un discurso pronunciado también el primer día de la conferencia, Octavio Quintana Trias, Director de Salud en la Dirección General de Investigación de la Comisión, declaró que el VIIPM ayudaría a crear mayores sinergias entre el trabajo internacional sobre enfermedades desatendidas y el resto de la investigación sobre salud, ya que las actividades de INCO en este ámbito serían integradas por primera vez en el programa de salud ampliado. «De este modo las enfermedades desatendidas tendrán una mayor visibilidad, lo cual siempre ha de tenerse en cuenta al ocuparse de una investigación que necesita ser recomendada y necesita una mayor financiación», declaró el señor Quintana Trias. «Estamos empezando una inversión a largo plazo en investigación sobre enfermedades infecciosas desatendidas y estamos deseosos de colaborar con ustedes [las partes interesadas] en esta desafiante aventura», concluyó.

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