Los científicos rompen la armadura del virus de la rabia
Científicos del Laboratorio Europeo de Biología Molecular han roto la capa protectora utilizada por el virus de la rabia para protegerse del sistema inmunológico corporal. El descubrimiento supone una potencial nueva vía de combate para los medicamentos contra la rabia y enfermedades parecidas tales como el virus de Ébola y el sarampión. Aunque los síntomas son diferentes, tanto el virus de Ébola como el sarampión y la rabia pertenecen a una clase de virus que transportan su información genética en una sola molécula de ARN (ácido ribonucleico). A diferencia de estos, la mayoría de los demás organismos guardan su información genética en un ADN (ácido desoxirribonucleico) de doble cadena. El virus de la rabia se propaga penetrando en las células humanas y apropiándose eficazmente del propio mecanismo de la célula para producir más copias del virus que continúan entonces infectando a más células del huésped. La clave del éxito de esta operación es una proteína viral llamada nucleoproteína que envuelve todo el ARN del virus de la rabia como una capa protectora. Sin la capa protectora el ARN del virus sería destruido rápidamente por los enzimas del sistema inmunológico del huésped. Investigadores del EMBL y del Instituto de Virología Molecular y Estructural (IVMS) en Grenoble utilizaron rayos X de gran intensidad para examinar cristales de nucleoproteína ligados al ARN. Partiendo de esto fueron capaces de producir una impresionante imagen de alta resolución de la proteína. La imagen muestra que la nucleoproteína tiene dos dominios que se agarran a la cadena de ARN como una grapa. Numerosas nucleoproteínas se unen a lo largo de la molécula de ARN protegiéndola del ataque del sistema inmunológico del huésped. No obstante, mientras está dentro de esta armadura, el virus es también incapaz de acceder al mecanismo del huésped, el cual necesita para autoreplicarse. La imagen de la proteína indica que la parte de la proteína que conecta ambos dominios podría actuar como una bisagra. Cuando llega la hora de la replicación una señal determinada hace que se abra la bisagra. Este mecanismo dinámico convierte a las nucleoproteínas en un excelente objetivo para los fármacos, dijo Rob Ruigrok, director del IVMS. "Pequeños agentes que, de tal forma, obliguen a la proteína a bloquear su flexibilidad y la mantengan cerrada, evitarían la reproducción del virus y le impedirían que se expandiera." Este descubrimiento repercute en el tratamiento de otros virus que utilizan sistemas de protección similares, incluidos el virus de Ébola, el sarampión y el virus Borna.