Nuevas herramientas de «cultura oceánica» que educan, al tiempo que cambian actitudes y comportamientos
Con el océano acosado por múltiples desafíos, como el cambio climático y la contaminación por plásticos, se está realizando un esfuerzo concertado para mejorar la cultura oceánica a fin de garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas marinos. La cultura oceánica comprende el aumento de la concienciación, el desarrollo de las capacidades y la educación sobre el funcionamiento del océano, su salud y su relación con las actividades humanas. El proyecto financiado con fondos europeos Respon-SEA-ble (Sustainable oceans: our collective responsibility, our common interest. Building on real-life knowledge systems for developing interactive and mutual learning media) utilizó técnicas participativas (el enfoque de laboratorio viviente) para desarrollar una gama de productos de cultura oceánica y orientación interactiva para los profesionales (un documental web), accesible para las partes interesadas, incluidos los educadores, las empresas, los formadores, los responsables políticos y los medios de comunicación. ¿Desbordamiento de información? Respon-SEA-ble llegó a conclusiones claras sobre dónde concentrar sus esfuerzos. «En muchos casos, hay demasiada información sobre el estado de los ecosistemas marinos y muy poca sobre las repercusiones sociales y económicas. Esto se ve agravado por la falta de claridad de las audiencias objetivo en cuanto a las acciones más necesarias», señala la coordinadora del proyecto, la doctora Olga Mashkina. El proyecto concluyó que el cambio efectivo proviene de la combinación de iniciativas en diferentes partes de la cadena de valor, como lo demuestran los esfuerzos actuales para prohibir los microplásticos en los cosméticos. Además, las causas de muchos problemas marinos, como la contaminación por plásticos, son en realidad de origen terrestre. Respon-SEA-ble se centró en seis campos temáticos expuestas como «historias fundamentales» —pesca o acuicultura sostenible, energías marinas renovables, eutrofización, transporte marítimo, turismo sostenible y microplásticos— que contribuyen a la salud de los ecosistemas marinos, están conectadas con las políticas existentes y son relevantes para los actores capaces de impulsar el cambio (por ejemplo, los responsables políticos, los productores y los consumidores). Estas historias principales ilustran el conocimiento actual sobre los vínculos (directos e indirectos) entre las actividades humanas y los ecosistemas marinos, los diferentes tipos de información y los mecanismos para compartirla (también identificando las lagunas), así como las limitaciones u oportunidades en términos de acciones prácticas y cambios de comportamiento. El proyecto creó, probó y evaluó una serie de herramientas y productos de cultura oceánica, entre los que se incluyen: una serie de juegos, cortometrajes documentales, dibujos animados, una plataforma informática para compartir conocimientos marinos con los pasajeros de los transbordadores, un módulo de enseñanza para niños o escuelas y un programa de formación para pescadores. Según declara la doctora Mashkina: «Para garantizar su eficacia, las herramientas fueron diseñadas conjuntamente con las principales partes interesadas. Además, pedimos opiniones sobre si habían marcado una diferencia en la forma en que los usuarios entendían los problemas, si habían sentido acerca de ellos y si estaban listos para actuar». Hasta la fecha, las reacciones han sido positivas, y los análisis de los resultados de las evaluaciones están dando lugar a recomendaciones para la creación de una plataforma interactiva de documentales web sobre cultura oceánica que se publicará al final del proyecto (en marzo de 2019). Cambio duradero El aprendizaje derivado del proyecto ha dado lugar a sugerencias específicas para maximizar las oportunidades en las políticas existentes (como la Directiva marco sobre la estrategia marina) y ha mejorado la cultura oceánica de diferentes grupos objetivo. También se ha prestado especial atención a la forma en que la cultura oceánica podría integrarse en los mares regionales mediante su adaptación a los convenios y actividades marítimas locales, así como a la contribución a la cooperación en materia de investigación en el océano Atlántico, con la participación de agentes estadounidenses y canadienses. La doctora Mashkina concluye: «Hemos llevado la cultura oceánica más allá de las escuelas y de un enfoque puramente científico, haciéndola inclusiva y recordando a todo el mundo que todos somos responsables. Ver que la cultura oceánica atrae más atención a través de convocatorias de investigación, documentos políticos o iniciativas internacionales, nos hace sentir que nuestra gota ya ha contribuido a las olas del cambio».
Palabras clave
Respon-SEA-ble, océano, cultura, contaminación, marítimo, crecimiento azul, cambio climático, participativo, diseño conjunto, pesca, acuicultura, energía renovable, eutrofización, transporte marítimo, turismo, microplásticos