La cooperación internacional es fundamental para la gestión de desastres espaciales, afirma el CCI
El tsunami asiático del 26 de diciembre de 2004 provocó una respuesta sin precedentes de las agencias de control por satélite de todo el mundo, que deseaban colaborar en los esfuerzos de ayuda. De este modo, quedaron patentes las ventajas de la tecnología del espacio para la gestión de desastres, así como sus limitaciones. En una reunión informativa sobre 'las fuerzas de la naturaleza', celebrada en Bruselas el 15 de febrero durante la Semana de la Tierra y del Espacio, representantes de varios organismos que han participado en la ayuda a los damnificados por el tsunami ofrecieron su opinión sobre los últimos avances y los pasos futuros en la observación terrestre para la mitigación del desastre. Delilah Al Khudhairy, del Centro Común de Investigación (CCI), explicó detalladamente el papel que la observación de la Tierra ha jugado en la respuesta al tsunami, tanto de forma inmediata tras el suceso como en el posterior esfuerzo de reconstrucción a largo plazo. En primer lugar destacó la importancia del 'acuerdo internacional sobre el espacio y los grandes desastres', que permite a las agencias de todo el mundo coordinar sus acciones y compartir datos para responder a estas emergencias, así como las asociaciones de GMES financiadas por la Agencia Espacial Europea (ESA). No obstante, durante las primeras 36 horas aproximadamente después de la tragedia, explicó la Sra. Khudhairy, el CCI y otros organismos internacionales tuvieron que depender de los medios de comunicación de todo el mundo para obtener información esencial, por ejemplo el número de países afectados y la clase y el grado de daño causado. 'Según llegaba la información, comenzamos a programas los satélites para tratar de orientarlos a las regiones afectadas y alcanzar la máxima resolución posible,' señaló. Sin embargo, pronto fue evidente que el desastre del tsunami era de una magnitud sin precedentes. En total, diez países resultaron afectados, lo que planteaba la pregunta de '¿hacia dónde orientar los satélites?'. Para intentar centrarse en las zonas más afectadas, el CCI reunió primero todos los datos disponibles de forma libre, como mapas de densidad de población elaborados por EE.UU. Estos datos se complementaron posteriormente con cualquier dato disponible para tener una primera idea de la magnitud del desastre y de las zonas que podían haber sufrido peores consecuencias. En las 72 horas posteriores al tsunami, se empezaron a recoger los primeros frutos del laborioso trabajo de programar los satélites para obtener imágenes de mayor resolución de las regiones afectadas por el desastre. El CCI y sus socios internacionales pudieron recabar datos sobre la superficie cubierta por la vegetación en las zonas urbanas, paseos marítimos y playas, y comparar las imágenes tomadas antes de que las grandes olas golpeasen, viendo de esta manera dónde se había alterado de forma más drástica la superficie de la tierra- un indicio de los lugares donde se habrían producido los daños más graves. Estos datos se utilizaron para obtener imágenes de resolución más precisa si cabe, de hasta 62 centímetros de distancia - sobre las zonas más afectadas. Dada la resolución ultra alta de estos datos, y los enormes costes que conllevan, era imprescindible que los científicos supieran exactamente dónde debía tomar esas imágenes para proporcionar las mayores ventajas posibles a los equipos de emergencia sobre el terreno. A pesar de que la ayuda inmediata ya ha concluido, se siguen utilizando los datos de la observación terrestre para contribuir a la reconstrucción sostenible en los países afectados. Los datos archivados pueden ayudar a revelar qué infraestructuras existían y de quién eran, y, junto con las últimas imágenes obtenidas por satélite, los equipos de reconstrucción pueden ser guiados hasta los puntos donde el tsunami causó los daños más graves en las infraestructuras, como puentes y carreteras. Tal y como señala la Sra. Khudhairy, 'esta experiencia nos dice que ahora disponemos de la tecnología de satélites necesaria para proporcionar información y apoyo con el fin de que la respuesta humanitaria sea efectiva, pero lo que realmente necesitamos hacer es mejorar el suministro de esos datos en las primeras horas tras el desastre, ya que es el período más crítico.' Otra de las conclusiones de la Sra. Khudhairy tiene que ver con la importancia de los marcos institucionales para la cooperación en la respuesta a estos desastres, como el acuerdo internacional sobre el espacio y los grandes desastres. 'De alguna manera, tuvimos suerte con el tsunami, porque contábamos con un archivo existente de imágenes de alta resolución anteriores al desastre. Lo que realmente necesitamos es una iniciativa institucional para recoger datos similares de todas las posibles zonas de crisis, con el fin de que se puedan usar en caso de que se produzca otro desastre,' afirmó. Después de haber comprobado el valor de la tecnología de la observación terrestre en la gestión de los desastres, otros ponentes comentaron que los satélites son solamente un elemento más en la mitigación efectiva del desastre. Udo Gärtner, del Servicio Meteorológico alemán, señaló que 'también hace falta una clara cadena de actividades, que cubra la recopilación y el análisis de información, las evaluaciones del impacto y, sobre todo, las comunicaciones efectivas. Resulta muy difícil hacer llegar a la gente de la calle la información cuando más la necesita.' Maryam Golnaraghi, responsable del programa de prevención y mitigación de desastres de la Organización Meteorológica Mundial, subrayó el impacto que están teniendo los sistemas de gestión efectiva de desastres 'end-to-end'. 'En las últimas tres décadas, el número de personas que se han visto afectadas por desastres ha aumentado, las pérdidas económicas también han aumentado, pero el número de muertos ha disminuido gracias a las estrategias efectivas de gestión de desastres,' dijo. La Dra. Golnaraghi destacó la importancia de convertir las capacidades mejoradas de funcionamiento en mejores productos, servicios y decisiones en la respuesta a los grandes desastres. El papel de los servicios nacionales hidrológicos y meteorológicos en este sentido resulta fundamental, afirmó, y pidió una iniciativa global para mejorar estos servicios. 'Sólo hay que ver el ejemplo de Haití, donde no existe un sistema nacional de este tipo, y las 3.000 vidas que se llevó un simple huracán,' declaró para concluir la Dra. Golnaraghi.