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Un proyecto europeo comprueba el cumplimiento tributario de italianos y suecos

Coincidiendo con la reactivación del interés público por la lucha contra el fraude fiscal, se han publicado los resultados de un proyecto financiado con fondos de la Unión Europea dedicado a estudiar el cumplimiento de las obligaciones tributarias en dos Estados miembros.

El proyecto WILLINGTOPAY?, coordinado por el Instituto Universitario Europeo (EUI) de Florencia (Italia), estudió las relaciones interactivas entre instituciones, ideas y opciones políticas. Dicho de otro modo, plantearon un estudio y una explicación de las distintas estrategias y opciones existentes en los estados del bienestar europeos. Una de las labores del proyecto en el ámbito político se dedica al estudio de la fiscalidad. Expertos en ciencias sociales hacen hincapié en que las diferencias en cuanto a la cultura y las normas sociales explican en parte por qué se está más predispuesto a defraudar a hacienda. El proyecto optó por comprobar su hipótesis sobre si estas diferencias culturales suponen un indicador sólido del fraude fiscal. Para ello eligieron dos Estados miembros de la UE que en principio se encuentran en polos opuestos con respecto al fraude. El 28 % de los participantes en una encuesta destinada a evaluar la percepción de los europeos en relación a la honestidad afirmó que los suecos son los más honestos de la UE. Según la misma encuesta, el resto de europeos (e incluso muchos italianos) cree que los habitantes de Italia son grandes evasores de impuestos. Sin ir más lejos, en el libro publicado en 2010 y titulado «L’Evasione Fiscale», el intelectual italiano Alessandro Santoro indica que la economía sumergida de Italia debe ascender a unos 250 000 millones de euros. Ejecución de los experimentos Los investigadores de WILLINGTOPAY? investigaron a 638 participantes (311 en Italia y 327 en Suecia) para comprobar la exactitud de las ideas generalizadas en cada país con respecto al fraude fiscal. En primer lugar se ofreció a los participantes la posibilidad de ganar dinero «real» a cambio de una tarea administrativa sencilla. A continuación se les pidió que declarasen sus ingresos a efectos fiscales y se les dio libertad para que declarasen la cantidad que quisieran. No obstante, se les advirtió de que existía un 5 % de probabilidad de someterlos a una inspección. Si se les descubría en fraude tendrían que pagar una multa del doble de los impuestos debidos. Los resultados de las inspecciones se desvelaron al final del experimento para evitar la posibilidad de que el comportamiento de los participantes tras la primera ronda se viese influido por el hecho de haberse sometido a una inspección en esta fase. En total se ejecutaron nueve rondas y en siete de ellas se devolvió a los participantes una parte de su contribución como forma de redistribución. En cada ronda se introdujeron cambios en la metodología. Por ejemplo, en las tres primeras rondas se fijó una imposición del 30 % pero se modificó la cantidad de dinero redistribuida. Resultados inesperados Los resultados fueron sorprendentes, pues los investigadores no encontraron apenas diferencias entre la predisposición de suecos e italianos a defraudar dinero. No obstante, en un estudio detallado de los datos salieron a la luz diferencias importantes en cuanto al tipo de engaño empleado por cada nacionalidad. En resumen, se puede ser completamente honesto y pagar todos los impuestos, completamente deshonesto y no pagar ninguno, o parcialmente deshonesto y pagar algo más que nada pero menos de lo que se debe (falsear). Los participantes suecos eran más propensos a ser completamente honestos o deshonestos, mientras que los italianos optaban en mayor medida por falsear los impuestos y embarcarse en un comportamiento moderadamente deshonesto. Los participantes que falsearon su declaración también solían ser más deshonestos consigo mismos sobre su comportamiento. El 18 % de los falseadores aseguró que había declarado todos sus impuestos, si bien ninguno de los que eran completamente deshonestos afirmó haber declarado todos sus ingresos. Los resultados de WILLINGTOPAY? apuntan a que los estereotipos nacionales vigentes no son en absoluto representativos (italianos y suecos muestran un grado similar de media en cuanto a cumplimiento tributario), pero sus investigadores indican que los participantes que optan por estrategias de falseamiento lo hacen para mantener una reputación moral y una imagen de sí mismos positivas. Esta ambigüedad moral ofrece un margen amplio para defraudar ligeramente y tolerar un nivel de corrupción moderado. En suma, en la investigación se explican los peligros que supone que una amplia mayoría opte por estrategias de falseamiento en su declaración de impuestos. El equipo al cargo advirtió que las acciones deshonestas de una envergadura relativamente pequeña, al generalizarse entre empresas y personas físicas, pueden resultar muy dañinas para las sociedades al reducir la recaudación tributaria y empobrecer los servicios públicos. El proyecto WILLINGTOPAY? finalizará en agosto de 2017 y está financiado con cerca de 2 500 000 de euros procedentes de la UE. Para más información, consulte: Sitio web del proyecto WILLINGTOPAY?

Países

Italia

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