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Living autologous heart valves for minimally invasive implantable procedures

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Lograr el crecimiento de válvulas cardiacas artificiales

La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en Occidente. Un estudio europeo desarrolló una nueva generación de válvulas cardíacas que crecen con el paciente y pueden implantarse mediante una intervención mínimamente invasiva.

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La sustitución de válvulas es la intervención quirúrgica más común, pues cada año llegan a realizarse en todo el mundo doscientos cincuenta mil implantes. No obstante, un tercio de estos pacientes acaban por padecer complicaciones protésicas durante el primer decenio. Las válvulas actuales, ya sean mecánicas o bioprotésicas, presentan una viabilidad limitada y no pueden crecer ni repararse. Esto supone todo un problema en el caso del tratamiento de recién nacidos que sufren defectos cardiacos congénitos. Los científicos del proyecto financiado con fondos de la Unión Europea LIFEVALVE (Living autologous heart valves for minimally invasive implantable procedures) combinaron ingeniería de tejidos y tecnología de implantes mínimamente invasiva para crear válvulas cardíacas mejores. Su objetivo fue desarrollar una válvula cardíaca mediante ingeniería de tejidos que tuviera capacidad de reparación y regeneración y redujera al máximo la necesidad de realizar futuras intervenciones. Los socios de LIFEVALVE llevaron a cabo una caracterización exhaustiva de biomateriales y procedimientos de optimización para generar una válvula basada en tecnología de descelularización, que consiste en la iniciación de las células en un soporte y su cultivo en un biorreactor para dar forma al tejido que adopte la función del soporte inicial. Se sometieron así a ensayo varias células madre procedentes de fetos y adultos a fin de comprobar su capacidad para diferenciarse en tejido cardiaco. Por último, tras eliminar todas las células vivas se comprobó que la función de la válvula era idónea tras su implante in vivo en ovejas. Junto con la válvula diseñada se implantó una endoprótesis biodegradable y con capacidades de autoexpansión. El material elegido fue el poli(ácido L-láctico), un polímero biocompatible, y el procedimiento de implantación mínimamente invasivo. Se empleó un sistema específico que garantiza una administración segura mediante transcatéter. Los resultados del estudio realizado en LIFEVALVE suponen todo un progreso médico en el campo de la ortopedia y la cirugía cardiaca. Si bien aún es necesario realizar ensayos clínicos, este método tan innovador podría mejorar la calidad de vida de los pacientes que se someten a sustitución de válvulas y reducir los costes sanitarios asociados.

Palabras clave

Válvulas cardiacas, enfermedad cardiovascular, implantes, defectos cardíacos, ingeniería de tejidos

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