Riesgos alimentarios: un aperitivo de lo que está por venir
Los saborizantes, aditivos y envases son componentes muy destacados de la actual cadena de producción alimentaria. Un gran número de especialistas europeos en seguridad alimentaria han llevado a cabo investigaciones sobre la exposición a las sustancias químicas que se añaden a los alimentos, tales como los potenciadores del sabor y los materiales de los envases. No obstante, según el proyecto de investigación «Trabajo sobre la exposición a saborizantes, aditivos y el material en contacto con los alimentos» (FACET), en la evaluación de la exposición a todos estos elementos existen algunas lagunas. Entre ellas cabe mencionar el acceso deficiente a las bases de datos nacionales relativas al consumo de alimentos, dificultades para la clasificación de los alimentos, conocimiento insuficiente de la presencia de productos químicos en los alimentos y falta de información sobre la concentración de estos productos y sobre las sustancias que contienen los envases. FACET, en la que participan veinte socios, aborda todas estas deficiencias mediante la creación de un sistema de vigilancia de la exposición a productos químicos alimentarios, con especial atención a los saborizantes, los aditivos y los materiales en contacto con alimentos. El consorcio, formado por instituciones académicas, entidades industriales, PYME y agencias gubernamentales nacionales, está elaborando una base de datos sobre las concentraciones límite de productos químicos en alimentos y sobre su ingesta. También está creando un programa informático que estará a disposición del público y que ya llevará integrada esta información con el fin de facilitar la modelización del riesgo de exposición. El trabajo realizado hasta la fecha sobre los aditivos alimentarios se ha centrado en evaluar los candidatos de alto riesgo, es decir, donde la ingesta teórica estimada es superior a la ingesta diaria admisible, pero también ilustrará distintas situaciones relativas a aditivos autorizados en la UE de cara a futuras evaluaciones del riesgo. Según fuentes de FACET, se están estableciendo correspondencias entre estos aditivos y alimentos consumidos en regiones representativas de la UE, y también entre los mismos y los datos sobre concentraciones. Por lo que respecta a los saborizantes, se está analizando la información relativa a un número limitado de sustancias añadidas y naturales. El consorcio indica que ya ha completado una clasificación de alimentos de acuerdo con un sistema jerárquico por niveles que se ajusta a las necesidades de los tres grupos químicos. Los administradores de bases de datos de ocho países (Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Hungría, Polonia, Portugal y Reino Unido) están codificando sus encuestas nacionales sobre el consumo conforme a este sistema jerárquico. Por otra parte, ya casi se ha completado la fase de planificación de una encuesta específica sobre la presencia de aditivos alimentarios, saborizantes y materiales en contacto con alimentos en los ocho países indicados; abarcará un mínimo de 3\;000 productos. También está muy avanzada la elaboración de una base de datos para registrar la información contenida en las etiquetas de estos productos. Partiendo de la información disponible ya se ha completado un análisis por conglomerados de las tendencias de consumo en países de la Unión Europea. Esta técnica constituye un método para identificar países donde el consumo de alimentos es similar. El desarrollo del modelo de exposición a riesgos se encuentra en un estado avanzado, como también lo está una investigación sobre técnicas para mejorar el tratamiento de la incertidumbre al elaborar modelos. En enero de 2010 se publicó el prototipo del programa informático y las opiniones recabadas al respecto servirán para perfeccionar las versiones siguientes. El trabajo de validación y comprobación a fondo de los modelos comenzará una vez se disponga de los datos adecuados. El equipo de FACET espera que, al término de los cuatro años que durará el proyecto, su método científico mejore las iniciativas europeas de protección del consumidor y promueva innovaciones en la cadena alimentaria. Mediante un planteamiento focalizado de la gestión del riesgo, se espera que sus resultados sirvan también como referencia para la normativa alimentaria internacional.
